La lucha sería dominada por el PLD y el PRM, lo que podría traducirse en un desenlace en la primera vuelta

Ante la ausencia, por el momento, de una tercera opción electoral con fuerza significativa, se vislumbra que en el venidero proceso electoral se repetirá el fenómeno de la polarización entre dos coaliciones, en este caso encabezadas por el oficialista Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y el opositor Partido Revolucionario Moderno (PRM).

En ese escenario, la proyección, al menos hasta ahora, es que las elecciones presidenciales se decidirían en una primera vuelta, tal como ha sucedido en cinco de seis comicios en ese nivel realizados bajo el esquema de la doble ronda de votaciones, instituido en la Constitución de la República desde el 1994.

Para que se dé una segunda vuelta en las presidenciales, tendría que emerger, de aquí a mayo del 2020, una tercera fuerza política o figura que consiga una tajada lo suficientemente importante en el mercado electoral para romper la polarización que se mantiene entre el PLD y el PRM.

Las encuestas han evidenciado que esas dos organizaciones políticas son las preferidas de la gran mayoría del electorado. Y aunque en esos sondeos, ninguna de las dos entidades supera el 50 por ciento, hay un considerable número de personas indecisas o que “no responden”. Esa franja del electorado, si participa, se reparte en las opciones que se presenten en las elecciones, y una gran parte se inclina por las ofertas con más oportunidades de ganar.

Los partidos que antes dominaban hoy son tercero y cuarto
El Partido Revolucionario Dominicano (PRD) y el Reformista Social Cristiano (PRSC), que anteriormente dominaban la escena política, hoy son la tercera y cuarta fuerzas políticas del país.

Cada uno de ellos mantiene su condición, al menos legalmente, de partido mayoritario, ya que han logrado al menos el cinco por ciento de los votos en los últimos procesos.

Se podría decir que cualquiera de los dos tendría el potencial para representar una tercera vía para el 2020, lo que dependería de que presenten una figura que logre encantar a parte del electorado.

Sin embargo, la realidad es que, por el momento, se ve a blancos y rojos más inclinados a apoyar a una de las dos principales fuerzas políticas del país.

En el caso del PRD, hasta ahora mantiene su alianza con el PLD, ya que posee una importante cuota en el Gobierno. Miguel Vargas había dicho que repetiría el acuerdo si el candidato presidencial era Danilo Medina, por lo que se asume que lo mismo haría si el nominado fuera un danilista. Estaría por verse qué haría si Leonel Fernández gana las primarias del 6 de octubre.

Se ha especulado sobre la posibilidad de que el PRD lleve como candidato a David Collado, en una osada jugada que se ignora si está en los planes de Vargas, en cuyo caso habría que ver qué piensa “el emprendedor”.

Los reformistas fueron aliados al PRM en las pasadas elecciones. Ahora Quique Antún se ha lanzado como precandidato, y parece coquetear con los jóvenes votantes, apoyado en un cambio de look que muchos ven como una imitación, al menos en imagen, al presidente de El Salvador Nayib Bukele.

En esa misma línea de buscar el voto de la juventud, Antún aparece acompañado de jóvenes del movimiento “Basta Ya”, cuyo discurso de cambio choca, en cierto modo, con la imagen de político conservador que se tiene de Antún.

Dentro del PRSC, como siempre, hay corrientes con distintas opiniones sobre el rumbo a seguir, aunque el de concretizar una alianza parece el camino más lógico. El accionar de ese partido frente a temas que se debatirán en el futuro inmediato, como la reforma constitucional, podrían indicar por dónde se iría en los comicios del 20.

Las figuras que buscan espacio

El diputado Víctor –Ito- Bisonó, hasta hace poco reformista, es una de las figuras políticas que ha intentado construir un proyecto político alternativo, y para eso mantiene una campaña intensa y novedosa, usando fundamentalmente las redes sociales.

El problema es que Bisonó, aunque tiene una propuesta de gobierno como pocos precandidatos pueden exhibir, no tiene una plataforma política que lo presente. Varias organizaciones políticas emergentes han sostenido conversaciones con él, pero con ninguna se ha producido un acuerdo.

Guillermo Moreno ha coqueteado en los últimos procesos electorales con encarnar una tercera opción con posibilidades de competir o al menos de definir los resultados. De hecho, en algunos momentos ha logrado altos porcentajes en las encuestas, pero tanto en el 2012, como en el 2016, apenas logró superar el uno por ciento de los votos. Esta vez, hará otro intento, con su partido Alianza País, ahora fusionado con Opción Democrática, de Minou Tavárez Mirabal.

Ramfis Trujillo, en algún momento del proceso actual se veía como lo más parecido a un fenómeno de popularidad, por los altos niveles de aceptación que llegó a registrar en algunas encuestas. Pero Trujillo no solo no tiene partido, ya que rompió su acuerdo con Ismael Reyes Cruz, del PDI, sino que, hasta donde se sabe, tiene un impedimento legal para aspirar a la presidencia de la República Dominicana.

El pastor Carlos Peña y el cineasta Alfonso Rodríguez son dos figuras que han intentado convertirse en opciones, pero en muchas encuestas no aparecen, y en otras salen con porcentajes muy mínimos. De hecho, Rodríguez, al parecer, ha decidido apoyar a Bisonó.

Cuando dos dominan, hay una sola vuelta

La polarización es igual a desenlace en primera vuelta. Así lo han demostrado los últimos procesos.

En el 1996, había tres partidos fuertes, y hubo segunda vuelta. El PRSC quedó descalificado en la primera, y en la segunda, el PLD, con Leonel Fernández, le ganó al PRD, que llevaba a José Francisco Peña Gómez, 51 a 49.

En el 2000 se dio una situación interesante: el PRD, con Hipólito Mejía, rondaba el 50%, y los morados y los rojos se repartían la otra mitad. Aunque en la primera vuelta, el partido blanco no llegó al 50, el candidato que llegó más cerca, Danilo Medina, del PLD, quien obtuvo un 26%, renunció a su derecho a participar.

A partir de ahí, la polarización entre dos fuerzas fue la norma, y nunca hubo segunda vuelta. Con un PRSC reducido, el PLD le ganó al PRD en el 2004, en el 2008 y en el 2012, con 57, 54 y 51 por ciento, respectivamente.

En el 2016, cambió uno de los actores de la polarización. El PLD le ganó al PRM, 60 a 35.

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