Santiago. El presidente de la Conferencia del Episcopado Dominicano, monseñor Héctor Rafael Rodríguez, dijo que un artículo publicado en Vatican News, sobre los haitianos en el país es una exageración muy grande.
“No sé cómo el Vatican News publica eso tan fácil, de que muchos migrantes mueren en el camino y que lo entierra. ¿ Qué es eso? Para yo hacer esa afirmación, tengo que tener prueba y no lo comparto”, indicó.
Sin embargo, el presidente de la Conferencia del Episcopado Dominicano, monseñor Héctor Rafael Domínguez, reconoció que se dan maltratos a los migrantes haitianos durante las deportaciones que lleva a cabo la Dirección General de Migración. “En esas deportaciones que se hacen desde aquí, no todo es correcto, hay malos tratos y yo creo que sí. A mí me han dicho sacerdotes que muchas veces se llevan a un migrante de Santo Domingo a Jimaní, encerrado entre hierros y que no le dan siquiera una botellita de agua, yo con eso no estoy de acuerdo”, dijo el arzobispo de Santiago.
Secreto a voces
El religioso, quien habló tras encabezar el acto para anunciar las fiestas patronales de Santiago, dijo que la denuncia de que se hace un negocio con los migrantes, es un secreto a voces.
“Yo con ese tipo de mercado o de negocios, con los migrantes, no estoy de acuerdo con eso”, puntualizó el arzobispo de la arquidiócesis de Santiago.
Monseñor Héctor rafael Rodríguez reconoce que cada país tiene sus leyes migratorias. No obstante a estas leyes, refiere que, al aplicarlas, no pueden estropear a alas personas
En otro orden, el arzobispo de la arquidiócesis de Santiago, criticó que se pretenda hacer llegar el mensaje con palabras obscenas, para que se pueda lograr buenos espacios en los medios de comunicación, algo que dijo no está de acuerdo.
Distanciamiento de la juventud
Monseñor Héctor Rafael Rodríguez también se refirió al distanciamiento de la juventud, que es lo de siempre.
“Creo que la juventud de antes siempre fue mejor, parece que eran mas cercanos a la iglesia”, afirmó.
Dijo que la juventud no es del todo indiferente, aunque reconoce que se está en un mundo muy secularizado, que reniega de la presencia de Dios.
