Santiago. Representantes de organizaciones sociales ven con preocupación los daños causados en la cordillera Septentrional debido a la explotación indiscriminada para la extracción de ámbar.Y es que a pesar de pérdidas de vidas, mientras realizan labores de excavación de forma rudimentaria y el daño a los principales ríos, ninguna autoridad ha intentado detener las operaciones.
Desde campesinos hasta empresas extranjeras adquieren fincas cercanas a afluentes para luego explotarlas. La situación se agrava con la extracción indiscriminada de ámbar en la zona de Palo Quemado y La Cumbre, zonas propensas a los deslizamientos y hundimientos.
“La actividad minera autorizada por el gobierno desconociendo la ley 64-00 de Medio Ambiente y Recursos Naturales ha convertido la cordillera Septentrional en una verdadera bomba de tiempo que amenaza la vida de sus habitantes”, expresa el dirigente comunitario Rubén Rodríguez.
Décadas de problemas
Rodríguez dice que se trata de un problema que lleva décadas y las autoridades en vez de aplicar la ley lo que han hecho es asociarse con los depredadores dejando a las comunidades en completo estado de indefensión.
Expresa que con los años, las comunidades enclavadas en la cordillera Septentrional han visto la destrucción de cuencas, arroyos, ríos y cañadas, aparte de los grandes cráteres en el mismo corazón de la montaña provocados por las dinamitas utilizadas para la extracción de ámbar sin ningún tipo de regulación.
El dirigente comunitario Rubén Rodríguez dice que los daños son considerables y que las comunidades están viviendo en la puerta del infierno con el miedo a los derrumbes y los deslizamientos de tierra que se producen constantemente.
Aguas de ríos están contaminados
Rodríguez refiere que la explotación ilegal de ámbar ha afectado la flora y fauna, causando daños a cacaotales, cafetales y árboles frutales que conservaban las aguas y alimentaban manantiales para el consumo humano y la agricultura de pequeña escala, pero desapareció debido a la falta de previsión de las autoridades. Dice que muchas personas han perdido sus casas.
