Santiago. Transitar por calles u oficinas de servicios con pocas vías de acceso, hoyos o desechos en vías de tránsito, además del estigma social que los cree incapaces, son algunos de los problemas que enfrentan las personas con alguna discapacidad físico motora.

Además, no hay una política de Estado que priorice la circulación de personas con discapacidad, ya que en el caso de Santiago, solo hay un semáforo sonoro para no videntes, los autobuses del transporte público no tienen rampas para abordarlos y los edificios gubernamentales como Huacalito o Palacio de Justicia, carecen de vías de acceso para quienes tienen alguna discapacidad.

“Aquí hay mucha ignorancia en cuanto a las personas con discapacidad. Me he ido de sitios donde no puedo entrar al baño porque no está adaptado para una persona en silla de ruedas, he ido a sitios donde no hay rampas en ninguna parte, por ejemplo el Palacio de Justicia de aquí, por las cuatro entradas que tiene no hay una accesibilidad, por el sótano es que hay que ver cómo te dejan entrar si es que te requieren allá. En los supermercados cuando voy a usar los parqueos de nosotros están ocupados por personas que no lo necesitan”, sostiene Martha Pelayo, quien tiene discapacidad física.

Barreras invisibles

Juan Reyes, presidente de la Junta Directiva del Patronato Cibao de Rehabilitación, entidad que realizó el maratón “Tómame en cuenta”, donde participaron personas con diferentes discapacidades, considera que aunque en los últimos años ha habido una mayor comprensión de la discapacidad y se han logrado notables avances para que el mundo sea más accesible, se requieren mayores esfuerzos para trabajar por la integración y su no discriminación.

En tanto que Julio Cruz, presidente del Consejo de Gestión de la Asociación Dominicana de Rehabilitación, filial Santiago, define como una aventura peligrosa para las personas con discapacidad desplazarse por las calles, porque tienen un entorno que no les favorece, ya que en la mayoría de los municipios las aceras están ocupadas o tienen diferentes niveles, por lo que no están preparadas para sillas de ruedas.

“En las construcciones de edificios o casas tienden a vulnerar el derecho que tienen los demás a circular, pues destruyen las aceras y las hacen más altas o más bajitas, no hacen rampas para que las personas con discapacidad puedan circular”, sostiene Cruz.

Sociedad dominicana tiene una gran brecha

María Palacios, directora de Programas para el Cibao del Patronato Nacional de Ciegos, afirma que la sociedad dominicana tiene una gran brecha, citando como ejemplo que en el ámbito social existe todavía una mentalidad paternalista de lástima, de compasión o de indiferencia hacia las personas con discapacidad, por lo que hay que seguir haciendo esfuerzos para que respeten a las personas con discapacidades diferentes. “Hemos visto algunos avances, pero aún faltan acciones definidas para respetar el derecho de las personas con discapacidad, por ejemplo, en el ámbito educativo nos vemos limitados en el proceso formativo porque en la actualidad con la virtualidad la tecnología es vital, y vemos como la falta de equipos de conectividad y accesibilidad limitan grandemente por conseguir los objetivos trazados”, considera Palacios.

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