Santiago. La carretera Cibao–Sur atravesaría zonas núcleo de la Cordillera Central, que afectará reservas forestales, parques nacionales y fragmentará ecosistemas de alta montaña con elevada biodiversidad y endemismo.

Su construcción implicaría deforestación, pérdida de conectividad ecológica, afectación a zonas de recarga hídrica y erosión de suelos frágiles.

A esas conclusiones llegaron los técnicos de la Comisión Ambiental de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), Comisión de Ciencias Naturales y Medio Ambiente de la Academia de Ciencias de la República Dominicana (ACRD), quienes expresan la inviabilidad ambiental y alto riesgo ecosistémico.

Durante un encuentro, destacaron que la obra afectará directamente a las fuentes de agua del país: La vía pone en peligro las cabeceras de múltiples cuencas hidrográficas que abastecen a una gran parte de la población nacional. Se pondría en riesgo la sostenibilidad de ríos estratégicos como el Neita, Joca, Mao, San Juan, Yaque del Sur y Artibonito.

Análisis riguroso

Las comisiones firmantes, luego de participar en el recorrido convocado por la Comisión de Recursos Naturales y Medio Ambiente del Senado de la República y tras un riguroso análisis de campo y documental, manifestaron su firme rechazo a la construcción de la carretera, por considerar que dicha iniciativa resulta improcedente, impropia e injustificable desde el punto de vista técnico, legal, económico, ambiental y estratégico.

Indica la inconsistencia técnica y falta de estudios rigurosos, lo que hace que sea una propuesta carece de estudios de factibilidad completos, diseño vial, evaluación ambiental formal, levantamientos topográficos y análisis de impacto acumulativo.

Su trazado no ha sido definido con precisión ni sometido a escrutinio técnico serio.

Refiere que existe contradicción con el marco normativo vigente, debido a que el proyecto viola la Constitución de la República, la Ley 64-00, la Ley Sectorial de Áreas Protegidas (202-04) y varios acuerdos y tratados internacionales suscritos por el Estado dominicano, tales como la designación de la Cordillera Central como Reserva de Biosfera Madre de las Aguas y los principios de la Convención Ramsar. Califican de desproporción en la relación costo-beneficio: El costo estimado (entre 400 y 600 millones de dólares al 2015) incongruente con la reducida demanda vehicular proyectada y los beneficios económicos netos.

Proponen alternativas de otros trazados

Plantean como alternativas viables ya existentes, que la conectividad entre el Cibao y el Sur puede lograrse con menor impacto ambiental a través de rutas ya establecidas como Constanza–Padre Las Casas, Piedra Blanca – Rancho Arriba–Ocoa o la Carretera Internacional. Aducen que mejorar estas rutas representa una opción más lógica, segura y sostenible.

Los riesgos de apertura a intereses extractivos: Se evidencia un trasfondo de intereses mineros, turísticos e inmobiliarios asociados a la apertura de esta vía, lo que agravaría las presiones antrópicas sobre áreas protegidas y bienes comunes estratégicos como el agua, el bosque y la biodiversidad. Exhortan a los diversos sectores a rechazar de manera definitiva e inequívoca la ejecución de este proyecto.

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