ESCUCHA ESTA NOTICIA
|
Agencias;- Durante años, la narrativa popular presentó al alcohol como un placer moderado, incluso saludable en pequeñas dosis. Pero un creciente cuerpo de evidencia científica desarma esa idea.
Cada vez más expertos, como el especialista en longevidad Gary Brecka, advierten que incluso un consumo moderado puede perjudicar órganos clave, deteriorar funciones cognitivas y alterar el equilibrio emocional.
En un episodio de The Ultimate Human Podcast, Brecka abordó los efectos fisiológicos del alcohol y presentó datos que invitan a repensar su rol en la vida cotidiana. Con un enfoque directo, explicó por qué el cuerpo y la mente agradecerían una relación distinta con esta sustancia.
Riesgos comprobados para la salud
De acuerdo con Brecka, el alcohol figura entre las cinco principales causas de enfermedades crónicas a nivel global. Su consumo habitual representa un factor de riesgo significativo para desarrollar patologías graves como cáncer, daño cerebral y hepático, y trastornos del sueño y de la salud mental.
Según el especialista en longevidad, estudios recientes sitúan al alcohol como el tercer mayor factor de riesgo de cáncer, detrás del tabaco y la obesidad. En Estados Unidos, se le atribuyen cerca de 70.000 casos de cáncer anuales, lo que ilustra la gravedad del problema.
Efectos inmediatos en el cuerpo
El consumo de alcohol genera efectos inmediatos tanto a nivel físico como mental. Brecka explicó que el alcohol inhibe la hormona antidiurética, lo que provoca deshidratación. Esta condición produce fatiga, letargo y dificultad para concentrarse. Incluso en dosis moderadas, puede afectar la función cognitiva, alterando la memoria, la atención y el tiempo de reacción durante al menos veinticuatro horas.
“La investigación demuestra de forma concluyente que el alcohol reduce la actividad cerebral en áreas críticas para el aprendizaje y la memoria”, señaló el especialista durante el podcast.
Daños a largo plazo
El consumo crónico de alcohol puede generar hígado graso, inflamación hepática y cirrosis, tres de las principales causas de mortalidad relacionada con el hígado en países occidentales. El alcohol se transforma en acetaldehído, una sustancia tóxica que daña las células hepáticas y afecta el metabolismo.
“El alcohol es un carcinógeno de Grupo 1, lo que implica una relación directa con varios tipos de cáncer”, advirtió Brecka, en referencia a tumores de boca, garganta, hígado, colon y mama. Estudios citados por el presentador indican que consumir entre una y seis bebidas por semana incrementa el riesgo de cáncer de mama en mujeres en un 24%.
A nivel neurológico, el consumo prolongado acelera la atrofia cerebral, especialmente en áreas vinculadas a la memoria y el aprendizaje. Según la evidencia presentada, el riesgo de demencia es al menos un 10% mayor en personas que beben en exceso en comparación con quienes tienen un consumo bajo o nulo.
Impacto en el sueño y la salud mental
Contrario a su reputación como relajante, el alcohol interfiere con el sueño, reduciendo la fase REM, esencial para el equilibrio emocional y la consolidación de la memoria. También disminuye el sueño de ondas lentas, necesario para la recuperación física.