Cabral y Báez
Cabral y Báez
Este centro de salud atiende pacientes que llegan de las 14 provincias que integran la región Norte

El hospital José María Cabral y Báez, concebido como un centro de especialidad de atención terciaria, se ve limitado por la baja subvención de recursos económicos que recibe, los que apenas llegan a ocho millones de pesos y la tardanza en la reconstrucción de la estructura.

El Cabral y Báez atiende pacientes que llegan de las 14 provincias que integran la región Norte. Para poder operar con normalidad, se requiere de 30 millones de pesos anualmente, por lo que tienen un déficit de un 45 por ciento.

El Cabral y Báez atiende pacientes que llegan de las 14 provincias.

Con la eliminación de la cuota de recuperación, el hospital recauda nueve millones de pesos mensualmente, recursos que provienen un 63 por ciento de los pacientes asegurados. El otro 37 por ciento que carece de seguro, recibe igual atenciones, pero consume una parte importante del presupuesto.

Ernesto Rodríguez, quien desde hace cuatro años dirige el hospital Cabral y Báez, reconoce que la tardanza en los trabajos de reconstrucción de los bloques Sur y Oeste y del nuevo edificio limita los servicios.

Rodríguez asegura que los servicios que se ofrecen permiten llegar a miles de personas en toda la región Norte.

En el remozamiento de la edificación, el gobierno contempla una inversión de 2,040 millones de pesos, y se espera mejorar su estructura física para que pueda soportar un sismo de gran magnitud.

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Uno de los problemas del centro es que después del proceso de reconstrucción, el número de camas de ha reducido, porque de 400, ahora solo tienen 200, lo que disminuye la cartera de servicios.

Entre las áreas entregadas se encuentra la emergencia, la cual cuenta con 40 camas. La unidad comenzó a funcionar en junio del 2017.

Como parte de la ampliación ante el aumento de la demanda de servicios, la Oficina de Ingenieros Supervisores de Obras del Estado (OISOE) levantó un nuevo edificio, cercano al ala Norte, que cuenta en su primer nivel con áreas de emergencia, laboratorios, imagenología, farmacia.

En tanto, que el segundo piso contará con consultorios, ginecología y neonatal y en el tercer nivel se establecerán diez quirófanos, uno de ellos con espacio para enseñanza, también tendrá salas de pre y post operatorio, así como una unidad de cuidados intensivos.

El cuarto piso del nuevo edificio albergará el área de oftalmología y salud bucal, con dos quirófanos cada uno. Además, cuentan ya con una farmacia de medicamentos de alto costo, que fue inaugurada por el Ministerio de Salud Pública.

Aunque para su entrega se han dado al menos seis fechas por parte de Francisco Pagán, director de la OISOE, ni siquiera la propia dirección del centro sanitario conoce cuándo estará funcionando.

Francisco Ángeles, especialista en psicología, psiquiatría y geriatría en el hospital universitario, recuerda que antes contaban con más de 40 servicios especializados y más de 400 médicos en su plantilla y un personal de enfermería de casi 2000 empleados, donde siempre existía personal de trabajo social.

“En la actualidad el hospital universitario José María Cabral y Báez está pasando por una de sus peores crisis, producto de la no aplicación de la ley de Seguridad Social. En los últimos años ha habido brotes producto del hacinamiento y la falta de higienes, lo que afecta no solo a los pacientes, sino también a su personal más vulnerables que allí labora, entiéndase enfermeras, médicos residentes y personal de limpieza, técnico y de apoyo a la salud”, apunta Ángeles.

Lamenta que, además del retraso en los trabajos de remodelación, se haya eliminado la capilla del centro asistencial, que era usada por enfermos y familiares para orar y pedirle al Señor que restablezca su salud.

Muchas áreas están a medio talle.

Ángeles dice que después de haber pensionado la mayor parte de la matrícula de los académicos y clínicos que se dedicaron por muchos años a servir en el área de la salud, se hace necesario que el Ministerio de Salud Pública y el Servicio Nacional de Salud entiendan que a los hospitales deben entrar los profesionales por concurso de oposición, como se hacía hasta el 1996 cuando el entonces ministro, Erasmo Vásquez Henríquez, llevó a cabo el último concurso por mérito de oposición.

Indica que hoy día, el hospital se ve prácticamente paralizado y solo se están haciendo reparaciones al vapor colocando adornos en el área de emergencia, más con aspecto decorativos que de funcionabilidad.

Colegio Médico y críticas

El centro de salud, inaugurado el 30 de marzo de 1946, en los mismos terrenos donde estaba ubicado el antiguo Hospital San Rafael, aunque según algunos, habría comenzado a funcionar parcialmente un año antes.

Luis Faringthon, presidente del Colegio Médico en Santiago, entiende que cada vez más es evidente que los temas de salud pública solo pueden abordarse eficazmente mediante enfoques multisectoriales y en alianzas estratégicas, exigiendo un cambio cultural, organizacional, de prestación y de gestión y por lo tanto, requiere la participación y el compromiso de todos.

Considera que hasta el momento, el Estado dominicano no ha aplicado las leyes como se requiere para transformar el sistema y brindar un servicio de calidad.

Entre las grandes debilidades afirma está la desconfianza del personal ante los cambios propuestos por las autoridades de salud, aplicar los incentivos a los profesionales de la salud y la indexación salarial y las pensiones.

Asimismo, la violación a la ley 6097, usando diferentes tipos de contrataciones, equipamiento antiguo, en otras faltantes, áreas remodeladas en deterioro, áreas improvisadas para atención médica, con exigencia de calidad, medicamentos e insumos deficientes y falta de personal, pensionados 6,800 técnicos y profesionales de la salud. Dice que solo existen 500 reemplazados con plazas de concursos.

Entre quejas y mejoría

Iris Monclús es nativa de Santo Domingo, pero lleva un tiempo residiendo en Santiago, aunque valora el servicio y tratamiento humano que ofrece el personal de salud del Cabral y Báez, cuestiona las condiciones para recibir a los pacientes.

Y es que a falta de sillas, muchos deben sentarse en los pisos o block de los pasillos. Monclús cree que cuando terminen la reconstrucción de los trabajos del centro de salud, los servicios mejorarán.

De su lado, Arelis Torres, dice que lleva 31 años como visitante del hospital, unas veces como paciente, otras en su labor religiosa. “A veces sucede que muchas personas vienen con impaciencia y eso dificulta todo, pero la verdad es que las atenciones que brindan son muy buenas”, dice Torres.

Debido a los trabajos que son realizados desde hace más de cinco años, los familiares de internos deben dormir en condiciones muy precarias, muchas veces en colchones tirados en el piso. Aunque la unidad de maternidad que por años funcionó en el Cabral y Báez fue trasladada al hospital presidente Estrella Ureña como forma de desahogar los espacios que tienen varias limitantes.

Áreas alternas
En el mismo terreno donde funciona el hospital Cabral y Báez, al paso de los años se han instalado otras edificaciones alternas. Allí operan unidades de tratamiento a pacientes con cáncer, de hemodiálisis, otra de la piel. La de odontología funciona en el mismo edificio del centro de salud

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