Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en todo el mundo son unas 50 millones las personas que tienen epilepsia. Es por eso que se la considera como “uno de los trastornos neurológicos más comunes”. Es por eso que existen “alternativas médicas”, como la dieta o terapia cetogénica, como respuesta ante estos cuadros.

“La epilepsia es una enfermedad cerebral crónica no transmisible que se caracteriza por convulsiones recurrentes, que son episodios breves de movimiento involuntario que pueden involucrar una parte del cuerpo (parcial) o todo el cuerpo (generalizado) y en ocasiones se acompañan de pérdida de conciencia y control de la función intestinal o vesical”, asegura la OMS al describir la patología. Pero aquellos que la transitan aseguran que es mucho más.

Es que, incluso, entre un 20 y un 30% de los pacientes “no van a controlar sus crisis con la medicación, ya sea con uno o más fármacos”, es por eso que la patología se describe como refractaria al tratamiento. Es decir que, pese a que le brinden distintos medicamentos, las convulsiones, que son descargas eléctricas excesivas en un grupo de células cerebrales que pueden producirse en diferentes partes del cerebro y que se transforman en “episodios muy breves de ausencia o de contracciones musculares hasta convulsiones prolongadas y graves”, aún persisten.

Como se dijo antes, para este grupo de pacientes existen otras alternativas que brindan resultados probados científicamente. Una de ellas es la dieta o terapia cetogénica, un abordaje no farmacológico, sino nutricional, el cual consta de la ingesta de una serie de alimentos ricos en grasas, adecuados en proteínas y en una menor proporción de aquellos elevados en hidratos de carbono. O, dicho de otro modo, se realiza una ingesta abundante en grasas, con un consumo “controlado” de proteínas y la casi ínfima incorporación de carbohidratos.

“Lo que se busca con este abordaje es la producción de cuerpos cetónicos en el hígado, que se generan a través del metabolismo de los ácidos grasos. La producción de dichos cuerpos cetónicos provoca cambios en la actividad metabólica cerebral, mediante varios mecanismos, contribuyendo así a controlar las crisis convulsivas”, indicó la doctora María Vaccarezza (MN 86.747), médica neuropediatra del Hospital Italiano de Buenos Aires, en un encuentro de prensa del que fue parte Infobae.

Uno de estos casos es Sofía, una adolescente de 13 años quien, tras no controlar las crisis con fármacos, arribó a la terapia cetogénica. “Tenía epilepsia secundaria a una lesión cerebral, la cual se le había detectado a los 5 meses”, comenzó su relato su mamá, Eva. Según explicó, su condición logró ser controlada con fármacos hasta 2018, pero cuando la pequeña tenía 9 años los medicamentos dejaron de hacer efecto.

La progresión de la enfermedad la llevó a tener hasta 50 ausencias diarias. En ese momento, la dieta cetogénica se les presentó como una alternativa. Pero la respuesta fue tajante: “El tratamiento sonaba muy limitante, difícil de realizar y duro en el día a día”. De la propuesta al comienzo de este tratamiento pasaron meses. Pero el cambio tras iniciarlo fue casi instantáneo.

“Luego de la primera semana de dieta, el control de las crisis fue del ciento por ciento. Fue un alivio absoluto, pasamos de estar anotando y contando cuántas ausencias tenía por día a no contar más. Fue un renacer”, recordó Eva. Pese a que se le presentaron muchos obstáculos, esta mamá aprendió a cocinar de otro modo y la pequeña Sofía a interactuar socialmente con otros condicionantes, en especial en cumpleaños o salidas. Sin embargo, al verla a esta joven, no quedan dudas de que este “sacrificio”, puesto así entre comillas, dio frutos.

En ese sentido, la doctora Lorena Santillán (MN 152.322), médica neuropediatra del Hospital Italiano de Buenos Aires, señaló: “La terapia cetogénica logró reducir 50% la cantidad de crisis en el 85% de los niños y niñas tratados, de los cuales 1 de cada 2 (55%) quedó libre de convulsiones”. Según confió a Infobae Vaccarezza, desde que se puso en práctica este método en el centro del que son parte, en total fueron tratados unos 400 chicos y cada año se suman otros 50.

Fuente Infobae

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