La madrugada del miércoles nueve de agosto del 1995,  un incendio segó la vida de siete jóvenes  que se encontraban recluidas en el Instituto Preparatorio de Menores Féminas de Santo Domingo.  

El incendio que se originó alrededor de las una la madrugada en el segundo nivel del Preparatorio, encontró en el más profundo de los sueños a las  jovencitas: Irma Martínez, Mary Soto,  Xiomara López, Mary Cuesta, Marlene Díaz,  Rosa Méndez  y Clarita Florián, quienes no pudieron salir a tiempo del recinto debido a que la puerta de salida estaba cerrada con candados y, terminaron siendo calcinadas por las llamas del Siniestro.

  La primera persona en dar la voz de alarma sobre el incendio fue el joven Eduardo Santana, quien al momento de ocurrir el incidente regresaba a su casa luego de una partida de Billar, y al escuchar los gritos;  penetró al lugar derribando una puerta en procura de auxiliar a las jóvenes. A Santana se unieron los vecinos y más tarde los bomberos y miembros de la policía.

De acuerdo con el informe ofrecido por las autoridades de ese momento, el siniestro en el Instituto Preparatorio de Menores Féminas de Santo Domingo fue provocado por un cortocircuito que incendió escalonadamente los abanicos de techo de las habitaciones y prácticamente l dormitorio completo.

El suceso que consternó a toda la barriada de Villa Consuelo y al país, acaparó la atención del Fondo de las Naciones Unidadas para la Infancia (UNICEF), entidad que expresó su solidaridad a las familias de las fallecidas; mientras que la Coordinadora de Organizaciones No Gubernamentales del área de la mujer calificó de inhumano e ilegal; la forma en como estaban recluidas las jóvenes.

Debido a que las víctimas no contaban con abogados o defensores que las protegieran tenazmente   y a que la institución no era jurisdicción de la Procuraduría General de la Republica ni de la Dirección General de Prisiones  el caso se desvaneció con el tiempo, dejando un doloroso recuerdo a las familias de las jóvenes.

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