Vuelta y vuelta. La aspiradora gravitacional que provoca Messi sobre el balón con sus movimientos, circulándolo y abriendo espacio para los demás, atrajo en su vértigo primero a De Bruyne, que venía en carrera hacía él, y luego a Fellaini, que corría a darle apoyo.
Enganchados, listos y fuera.
Ahí salía la redonda en un pase a Di María por la derecha. Aún más hacia la derecha subía Zabaleta, esperando el pase del 7 albiceleste que, tras ejecutar, vio como un rebote de la pelota contra la humanidad de Vertonghen provocaba que la misma terminara frente a Pipa Higuaín dentro del área contraria. Un disparo de primera y ahí estaría el gol que, pasados los noventa y tantos minutos de juego, vería a la Argentina pasar a semifinales por primera vez desde 1990.
La primera semifinal post-Maradona para una selección que no pasaba de cuartos desde hace 24 años traía consigo la buena noticia de un partido que vio al goleador Higuaín mostrar su mejor juego del torneo. Encima, los cambios de Sabella respondieron con creces, solventando Biglia y Demichelis varios de los problemas que se habían visto en mediocampo y en defensa con Gago y Fernández. La nota amarga la puso la lesión por desgarro en el muslo de Di María. Argentina obtuvo ayer de regreso a Agüero y podrá jugar ante Holanda.
Esta ronda se va dejándonos otras tantas imágenes para el recuerdo, como el abrazo entre un lloroso James y David Luiz tras la caída ante los anfitriones de la mejor Colombia de la historia o la cadena de abrazos arrodillados de los ticos durante la tanda de penaltis.
Han caído dos de los más carismáticos; quedan en escena cuatro viejos rockeros.
