Santiago. Varias de las 15 mujeres que supuestamente fueron abusadas sexualmente por el sacerdote Juan Manuel de Jesús Mota (padre Johnny) comenzarán a recibir tratamiento psicológico.Mientras que en las próximas horas, los representantes legales procuran presentar querella formal contra el cura católico, quien presuntamente se valió de la confianza que tenían las integrantes del coro de la iglesia para cometer su acción.
Tras conocerse algunos casos, cada vez son más las mujeres que acuden ante la Oficina del Ministerio de la Mujer en Constanza. El fin de semana otras dos afectadas por los supuestos abusos sexuales presentaron su versión, por lo que el caso comienza a convertirse en una bola de nieve, a pesar de que el sacerdote alega inocencia.
Juana María Castillo, asesora legal del Ministerio de la Mujer en esa demarcación, dijo a elCaribe que en principio decidieron brindarle asesoría psicológica a las afectadas, pues el trauma es tan grande que muchas aún se resisten a acudir a las iglesias y a formalizar denuncias.
Apoyo
El abogado Félix Portes anunció ayer su disposición a representar gratuitamente a las alegadas víctimas de violación sexual por parte del sacerdote.
Y es que muchas tienen temor a hacer la denuncia, pues sus esposos desconocen de la situación por la que vienen atravesando ya que fueron abusadas cuando eran adolescentes.
En tanto que la asesoría jurídica es brindada por la Coordinadora de Mujeres del Cibao y de otras instituciones de Santiago, quienes ya dispusieron de un abogado para que en esta semana presente la denuncia formal contra el padre Johnny, quien ofreció una declaración vía la web. “Hasta nosotras acudieron otras dos muchachas para hacer su relato”, expresó Castillo.
Casos de condena contra sacerdote en Moca
En el 2007, un tribunal colegiado en La Vega condenó a 15 años de prisión al sacerdote Ramón Sánchez Ramos acusado de violar a cinco estudiantes universitarias en Moca.
Las afectadas estudiaban en las universidades Utesa y O&M, y para cometer las violaciones el cura les ofrecía “una bola” en su motor, y a punta de cuchillo las llevaba a un matorral.
