Angélica Alcántara es enfermera del hospital de Bánica, en la provincia de Elías Piña. Ella tiene 26 años de servicios acumulados en este centro de salud que opera en medio de grandes dificultades. Como mujer de esta comunidad, Angélica tuvo la oportunidad de conversar con sus superiores de la regional de Salud en San Juan, que acudieron hasta el lugar a indagar como marchan las cosas para “corregir lo que está mal y hacer lo que nunca se ha hecho”. Muy animada se entrevistó con estos funcionarios y les contó cómo veía las cosas. A veces llena de ingenuidad, otras veces pensando en mejorar el servicio para su pueblo, detalló lo que a su juicio había que corregir. ¡Grave error!
Este encuentro casi le cuesta la vida. Al parecer lo conversado con la comisión oficial trascendió a sus integrantes y no se sabe con qué tono. Eso se desprende de la actitud tomada por la activista política Fiordaliza Valenzuela, designada por el Gobierno como “auxiliar de laboratorio”, no tiene ni jefa que auxiliar, ni laboratorio donde trabajar, que tras enterarse de los comentarios de Angélica, se dirigió hasta su consultorio y allí le entró a dos manos. Naturalmente, descargó toda su energía sobre esta señora de más de 60 años a la que agredió e insultó hasta más no poder. Para rematar le tiró a los ojos una especie de “ácido del diablo” que la dejó sin visión por varias horas, provocándole quemaduras en su rostro. Cuentan los testigos de esta barbaridad, que la agresora se mofaba de su condición de “pegada con el Gobierno” para hacer lo que hizo. Y al parecer tiene razón, pues los mismos funcionarios de la provincia la han protegido. Ahora, la que está preocupada, una vez más, es doña Angélica, pues se ha corrido el rumor de que podría ser suspendida en su trabajo por abrir la boca. Se ha salvado por ahora, porque su caso ha sido tomado por el Sindicato de Enfermeras, que amenaza con parar las labores en el hospital si continúan los vejámenes contra esta dama. ¿Qué habría dicho Angélica que molestó tanto a esta “fiera”? Nadie lo entiende, porque lo que pasa en el hospital de Bánica es de conocimiento público y lo menos es que no hay de nada y que hasta los alimentos de los pacientes los cocinan con leña en un fogón de tres piedras. ¡Que Dios proteja a doña Angélica!
