Acostumbrados al desorden

Basta salir de esta media isla para darse cuenta de que en este pedacito de paraíso de acentuados contrastes vivimos como chivos sin ley.

Basta salir de esta media isla para darse cuenta de que en este pedacito de paraíso de acentuados contrastes vivimos como chivos sin ley.

Pareciera que al dominicano le causa alergia cumplir con las normas más elementales para la convivencia armoniosa, en una sociedad cuyas autoridades a lo largo del tiempo han demostrado no tener ningún interés en cumplir y hacer cumplir las leyes.

Aquí cualquiera se apropia de una acera para montar una fritura, un taller de mecánica, una tienda y hasta una barbería improvisada, obligando al peatón a lanzarse a la calle y correr el riesgo de ser embestido por un vehículo, que probablemente circula con exceso de velocidad y a cuyo conductor se le permite manejar con una cerveza en la mano, cosa impensable en cualquier país civilizado.

En otras latitudes son clausurados los negocios de diversión que intranquilizan a los vecinos con música a niveles ensordecedores como ciertos “drinks”, “disco lights”, colmadones y vehículos con más bocinas que una discoteca que circulan bombardeando bachata y “dembow” al vecindario.

Un vecindario en el que sus moradores lanzan basura en las calles, áreas verdes, isletas y cañadas sin ser sancionados por ensuciar y contaminar el entorno.

Este es un país donde los choferes del transporte público se detienen en cualquier sitio para montar y desmontar pasajeros y que paralizan el pésimo “servicio” por razones de índole personal de los mal llamados sindicalistas.

Un país donde los comerciantes, grandes y pequeños, especulan con los precios de los productos de la canasta básica en perjuicio del consumidor, sin que las autoridades hagan algo para detenerlos.

Ante semejante panorama uno se pregunta si llegará el día en que superaremos el caos que nos arropa y nos impide desarrollarnos.

El optimismo se desvanece al saber que la educación, la única arma con que podríamos combatir este desorden, es la última prioridad de los gobiernos que sacan provecho político de la ignorancia del pueblo.

En los resultados de las pruebas nacionales de este año se confirma: el 40 por ciento de los estudiantes reprobó. l

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