Afecta a todos

Durante muchos años, María ha sido agredida física y verbalmente por su cónyuge con quien ha procreado 4 hijos. La primera vez que acudió a mí, tenía cubiertos brazos y cuello, y sostuvo, con lágrimas en los ojos: “No puedo más, ¡ayúdame,&#82

Durante muchos años, María ha sido agredida física y verbalmente por su cónyuge con quien ha procreado 4 hijos. La primera vez que acudió a mí, tenía cubiertos brazos y cuello, y sostuvo, con lágrimas en los ojos: “No puedo más, ¡ayúdame, que estoy desesperada! Son muchos años de maltrato emocional y físico”. Se descubre los brazos, estaban amoratados, igual que otras partes de su cuerpo que me mostró como evidencia de la condición por la que ha estado pasando. Le pregunto si había hecho algo al respecto, y me dice: “Ya lo he denunciado, pero tengo miedo por mis hijos y por mí.” Como ella son muchas las mujeres dominicanas afectadas por esta situación, donde los que le rodean solo dicen que no entienden por qué no resuelve dejándolo, hasta las culpabilizan por no tomar una decisión.
Es muy fácil emitir esto último cuando no se sabe la disyuntiva a través de la cual se maneja en su cotidianidad la mujer que se encuentra bajo esta condición, no es sencillo decidir “me voy” o “te vas”, cuando estos hombres manejan de forma permanente un chantaje basado en amenazas de todo tipo, que acorralan e inactivan la decisión de romper dicha relación. Se habla de violencia intrafamiliar, feminicidio, y a veces extensivos a los hijos, pero no se presta atención a la familia, que todos saben están pasando por eso, y no ayudan a reforzar y resolver evitando con ello consecuencias funestas.

Desde este medio queremos exhortar a todas aquellas mujeres maltratadas que busquen ayuda en instituciones estatales que se encargan de auxiliarlas, protegerlas y sostenerlas, para evitar consecuencias funestas, que en ocasiones se extienden hasta los hijos. Crear conciencia de buscar ayuda es fundamental y necesario para que no sigan aumentando los feminicidios en los hogares, los cuales no hacen discriminación de clase social. Empecemos a solidarizarnos con aquellas que sabemos están viviendo estas experiencias, que a veces dejan hijos huérfanos hasta de ambos padres, dejemos de ser indiferentes, ya que cada uno de nosotros puede ser parte importante para evitar se sigan repitiendo esos actos. Las iglesias, padres y amigos de la escuela, entidades gubernamentales encargadas de manejo de conflictos familiares están ahí para colaborar para bien de todos.

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