Afiliados de ingreso tardío seguiremos padeciendo la denegación de justicia del CNSS

El jueves día 17 del pasado mes de julio escribí en esta misma columna un artículo titulado:  “No sorprendió decisión tomada por el CNSS” en el que se había decidido no conocer en la agenda de ese día el punto relacionado sobre los “afiliado

El jueves día 17 del pasado mes de julio escribí en esta misma columna un artículo titulado:  “No sorprendió decisión tomada por el CNSS” en el que se había decidido no conocer en la agenda de ese día el punto relacionado sobre los “afiliados de ingreso tardío” y según la declaración de su presidente doctora Maritza Hernández, se aplazaba dicho punto para la reunión a celebrarse el jueves 20 de ese mismo mes con el fin de discutirlo sopesadamente y dar una respuesta apropiada a tan importante punto de la agenda, pues pienso que se está dando el mayor tiempo posible para no conocer dicho tema porque como expresé en el artículo mencionado, en el CNSS se mueven muchos intereses en  contra de dichos afiliados porque ello representaría el desprendimiento de varios millones de pesos por parte de las AFP quienes con nuestros ahorros se benefician grandemente y reciben salarios altos con los ahorros que son el fruto del sudor de nuestra frente.

Como en este affaire  se ha mencionado mucho la expresión “afiliados de ingreso tardío” creo conveniente definir que la misma se refiere a que cuando se aprobó la Ley 87-01, solamente debían ingresar los afiliados de 45 años hacia abajo, pero inconsultamente se incluyeron personas que sobrepasaban estos años como es mi caso quien para esa fecha contaba con 67 años e inclusive pusieron mis ahorros sin mi consentimiento en AFP-Siembra de las cuatro existentes.

En la entrevista que le hizo este importante periódico al arquitecto Joaquín Gerónimo, superintendente  de Pensiones (SIPEN), este deja a entrever que está totalmente de acuerdo con la devolución total de nuestros ahorros, concordando con nosotros de que realmente el CNSS ha caído en lo que en derecho se llama “Denegación de Justicia” y que hay precedentes en la devolución de estos ahorros pues de tal manera que a la fecha se ha hecho con 3,822 afiliados de ingreso tardío, lo que ascendió a RD$3,526 millones de pesos, a lo que indudablemente se opondría por “saecula saeculorum” (por muchos años) los que representan intereses a los cuales se  sumarían sus pingües ingresos (en base a nuestro esfuerzo y dedicación de tal manera que el año pasado leí que las AFP se habían ganado más de 14 mil millones de pesos a costa de nuestro esfuerzo y dedicación.

La anterior aseveración desvirtúa la definición conceptual de que justicia es “dar a cada uno lo suyo”, cobrando vigencia la expresión de la dama Madame Straël, miembro de la realeza francesa cuando dijo: “Justicia cuantos crímenes se cometen en tu nombre”.

Finalmente, recuerden la frase lapidaria del gran humanista dominicano Pedro Henríquez Ureña, cuando en 1903 pronuncio el panegírico en el entierro del señor Hostos, gran educador antillano, en el Cementerio Nacional de la Avenida Independencia cuando expresó:  “¡Oh América infeliz, que solo sabe de tus grandes vivos, cuando ya son tus grandes muertos!”.

Espero que la comisión designada para conocer y decidir nuestro penoso caso “de los afiliados de ingreso tardío”, actúe con justicia y responsabilidad para que no se aplique por extensión las palabras de don Pedro Henríquez Ureña, y los afectados hayamos muerto por enfermedad o edad avanzada.

Aunque no espero que esto suceda no me sería extraño sufrir otra decepción para lo cual recuerdo las palabras del gran dramaturgo, filósofo y político romano Publio Terencio Africano cuando afirmaba: “Hombre soy; nada humano me es ajeno”.

Esperemos con fe, pero con poca esperanza la decisión de la Comisión designada por el CNSS para decidir nuestra justa reclamación.

Mediante acto de alguacil ya puse en mora al CNSS, y a la SIPEN y solo espero que se cumplan los 15 días que exige nuestra norma jurídica para pedir la indemnización que espero merecer por la odisea de casi tres años que he padecido, cuya sentencia espero sea oponible  a cualquier institución o persona que haya impedido la devolución de nuestros legítimos ahorros.

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