Agradecimientos

Hoy sólo quiero expresar mi agradecimiento al Señor por habernos permitido sobrevivir a mi esposa y a mí del aparatoso accidente de tránsito que sufrimos el viernes pasado, 28 de febrero, mientras nos dirigíamos hacia La Romana, en un tramo de…

Hoy sólo quiero expresar mi agradecimiento al Señor por habernos permitido sobrevivir a mi esposa y a mí del aparatoso accidente de tránsito que sufrimos el viernes pasado, 28 de febrero, mientras nos dirigíamos hacia La Romana, en un tramo de la autopista frente al Parque Nacional Cueva de las Maravillas.

Quienes vieron nuestro vehículo moverse como un ligero trompo antes de caer fuera del pavimento con las cuatro ruedas hacia arriba, nos dijeron, al auxiliarnos, que creían un verdadero milagro el que pudiéramos haber salido sin lesiones graves de ese accidente.

Nuestro agradecimiento está dirigido también a todas aquellas personas que se detuvieron para acudir en nuestra ayuda cuando vieron las condiciones en que había quedado el vehículo, sin cuya ayuda nos hubiera sido casi imposible salir, como fue mi caso, del pequeño espacio entre mi cabeza y el aplastado techo del vehículo. Los gritos de mi esposa, ya fuera del aparato, pidiendo a mi favor, me dieron fuerzas para hacerles la tarea más fácil a esos voluntarios que nos auxiliaban. Cientos de personas, muchas que apenas hemos tratado, nos expresaron su solidaridad y oraron por nosotros a través de correos electrónicos, mensajes por Twitter y llamadas telefónicas tan pronto se enteraron del accidente. Con todos ellos tenemos una deuda de gratitud que nunca podremos pagar. Mi amigo Fausto Rosario Adames publicó en Acento la foto del accidente y una primera nota que contribuyó a despejar el temor de que algo irreparable hubiera sucedido, motorizando así los mensajes de apoyo recibidos. Los agentes de la Seguridad Vial, del Ministerio de Obras Públicas, y del destacamento de AMET de San Pedro de Macorís, prestaron un servicio valioso y rápido, aliviando así la angustia que sigue a todo hecho de esta naturaleza. Cuando la fuerte impresión del accidente desaparezca prometo contarles con detalles lo vivido en esos segundos interminables.

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