Al escribir sobre Alfredo Pacheco –a quien conozco desde antes que fuera legislador- siento que influyen en mí los vínculos afectivos, de amistad y casi de hermandad, lo que me sustrae, en ocasiones, de lo objetivo, lo que admito, haciendo un ejercicio de honestidad personal y profesional. Ahora bien, no percibo estar equivocado cuando afirmo que Pacheco es una de las pocas figuras públicas que no se han dejado marear por ocupar altos cargos y que mantiene su humildad y sencillez sin menoscabo de respetar las eventuales diferencias con sus posiciones políticas. Recientemente, ha proclamado que está detrás de la presidencia del PRD y busca equidistancia de los grupos en conflicto en su partido integrándose a los denominados ni-ni (ni con Miguel ni con Hipólito) y en esos aprestos ha estado por los nuevayores, en contacto con la diáspora, desde donde me informan que ha tenido buena receptividad, por presentar su propuesta por la unificación del partido blanco en base al realce y preponderancia de nuvos liderazgos. Éxitos…
A Monchi Fadul
Tengo varias semanas por localizar, sin éxito, a mi buen amigo José Ramón Fadul (Monchi), para solicitarle (no tengo rubor alguno en hacerlo público) la reposición del periodista Fabio Savarín Minaya, despedido del departamento de Relaciones Públicas del Ministerio de Interior y Policía después de varios años sirviendo a esa dependencia. Su despido se produjo en los días previos al deceso de su hermana, la también periodista Sara Savarín, fallecida el pasado día 3, a cuyo cuido y atención él se dedicó por completo en los tiempos de prolongada convalescencia de su valiosa hermana, reconocida por todos como una verdadera periodista ética, a cuya memoria pido públicamente al amigo, más que al ministro, la reposición de Fabio, lo que hago no solo en mi nombre sino también en el de muchos otros periodistas que conocimos a Sara y la respetamos. Monchi tiene la palabra…
