Un aplauso al Presidente

El proyecto de naturalización entregado por el presidente Danilo Medina al Congreso Nacional es el producto de un largo, transparente y no excluyente proceso de consultas con representantes de todos los sectores de la sociedad que dieron lugar a…

El proyecto de naturalización entregado por el presidente Danilo Medina al Congreso Nacional es el producto de un largo, transparente y no excluyente proceso de consultas con representantes de todos los sectores de la sociedad que dieron lugar a un definitivo consenso para regularizar a las personas nacidas en territorio nacional que fueron inscritas irregularmente en el registro civil.

Como era de esperarse por parte de cualquier mandatario respetuoso del estado de derecho y la separación de poderes, la pieza busca una solución efectiva a una penosa situación de hecho sin violentar lo contenido en la sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional ni el ordenamiento jurídico nacional e internacional vinculante.

El resultado de intensos debates y profundo estudio ha sido un conjunto de artículos que combinados llegan a una interesante armonía y logran un equilibrio bastante aceptable entre salvaguardar el interés nacional y el respeto al imperio de la ley, y garantizar los derechos fundamentales de los nacidos en República Dominicana hijos de padres extranjeros que se encuentran en condición irregular.

Los mecanismos de regularización contemplados por el proyecto lograrán resolver de una vez y por todas una situación de incertidumbre e indefensión de personas en la situación descrita y sus descendientes, de manera puntual los inscritos en el registro civil dominicano entre 1929 y 2007. De igual forma contempla una retroactividad hasta la fecha de nacimiento para que sean reconocidos todos los actos de la vida civil de las personas que son objeto de esta legislación, lo que permitirá que continúen su vida en el país y de manera normal.

La propuesta es histórica porque propicia la igualdad y la justicia social, combina respetar la soberanía y respetar los derechos humanos de una forma no contradictoria y conduce al fortalecimiento de instituciones como el registro civil.

Por lo anterior, resulta una verdadera mezquindad y un vergonzoso pataleo la insistencia de pocas voces (pero algunas con muchos ecos) en cuestionar algo que se elaboró con tanto rigor, principalmente cuando hay unos cuantos que critican por brillar sin haber siquiera leído el proyecto de ley.

Parece que no hay consenso suficiente para lograr evitar que aún hayan algunas personas que prioricen intereses particulares (como el financiamiento de sus organizaciones) por encima de la equidad y el interés nacional. Pero esto no debe de modo alguno desanimar a los legisladores y menos aún al presidente Danilo Medina, quien merece un aplauso por tan sensata iniciativa.

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