El boxeo es un deporte muy especial en el que sus practicantes, si quieren triunfar, deben dominar sus fundamentos.
Claro, además de ese dominio están obligados a tener un eficiente comportamiento en el gimnasio, obediente a las enseñanzas de su entrenador y tener disciplina.
He sido testigo de decenas de peleas, por coronas mundiales, en las que a pesar de la calidad de uno de los púgiles, no logra “acariciar” la victoria.
¿Por qué?
Porque no hizo, en el gimnasio, lo que tenía que hacer. Y no obedeció las instrucciones técnicas de su entrenador.
A propósito de los referidos detalles, me permito dar cabida a una comunicación técnica enviada a mi dirección electrónica por el reputado profesor Roberto Quesada. Es bien interesante. Aquí está el informe técnico del analista boxístico Roberto Quesada:
El golpe en el boxeo:
Los movimientos de un brazo que golpea no son iguales en todas las circunstancias, no dependen sólo de la trayectoria o de la preparación del movimiento. Es determinante e importante el grado de contracción muscular en el momento exacto del impacto.
El golpe correctamente aplicado es el último eslabón de la cadena cinética del movimiento de todo el resto del cuerpo que lo aplica.
No se pega solamente con el brazo; también con el puño, pero en ese golpe interviene un movimiento completo, que deberá ser coordinado y sincronizado, que comienza en los pies del que lo ejecuta, continúa por las piernas hasta su cintura, es transmitido por el giro o rotación de la cadera y por la alineación correcta del hombro con el brazo, antebrazo, muñeca y puño.
Es decir, hasta el borde impactante de los nudillos. Debe ser sincronizado, en cuanto a que no se debe realizar por partes (primero girando los pies, después girar la cadera, más tarde adelantando el hombro, por último, extendiendo brazo y puño), sino realizando todo los movimientos al mismo tiempo (al unísono). Todo debe ser sincronizado.
