La Arquidiócesis de Santiago celebró ayer sus 60 años de fundada, con una misa en la que monseñor Ramón Benito de la Rosa y Carpio pidió perdón por los pecados de los sacerdotes.Durante la eucaristía, celebrada en la Catedral Metropolitana Santiago Apóstol, y que contó con la presencia de obispos de diferentes diócesis, el arzobispo de Santiago agradeció a Dios por todas las vocaciones. Recordó a las mujeres que han renunciado al matrimonio para dedicarse a la iglesia, así como a los sacerdotes que se han entregado a la religión. Expresó que vocaciones sacerdotales que han tenido, ha sido una de las tareas propias de la diócesis en estos sesenta años, y que por eso monseñor Polanco creó el seminario mayor, seminario que ha crecido, así como por la legión de mujeres que también renunciaron al matrimonio para consagrarse a la vida de Dios.
“Por eso queremos hoy dar gracias a Dios, y no podemos dejar pasar esta fiesta sin recordar a todos esos misioneros y misioneras que se entregaron, pero al mismo tiempo pedimos perdón por los pecados de los sacerdotes, de los consagrados, por qué, porque no somos perfectos, no somos santos, somos pecadores”, expresó.
De la Rosa y Carpio leyó un mensaje enviado por el papa Francisco, en el que invita a toda la comunidad arquidiocesana a intensificar su relación con Cristo a través de la meditación de la palabra de Dios, la celebración digna de los sacramentos y el testimonio de caridad, implorando la protección de la Santísima virgen María.
