Así lo dijo el Papa sobre la Virgen María en el año 2015 (2 de 3)

IntroducciónEn estas páginas periódicas sobre las enseñanzas del Papa Francisco recogemos las que va dando sobre un tema concreto, esparcidas aquí y allá, en homilías, catequesis, discursos u otros tipos de intervenciones.…

Introducción
En estas páginas periódicas sobre las enseñanzas del Papa Francisco recogemos las que va dando sobre un tema concreto, esparcidas aquí y allá, en homilías, catequesis, discursos u otros tipos de intervenciones. Muchas de ellas, sin lugar a dudas, ustedes las habrán leído u oído en alguna parte. Aquí les ofrecemos, simplemente, la oportunidad de leerlas todas de un golpe, lo cual, entre otras cosas, nos permite conocer mejor y de manera más completa dichas enseñanzas del Papa Francisco sobre el tema.

Traigamos hoy a la memoria el tema de la Virgen María, con enseñanzas dadas aquí o allá en diferentes fechas.

8. La fe de María
“El motivo más verdadero de la grandeza de María y de su santidad: el motivo es la fe. De hecho, Isabel la saluda con estas palabras: ‘Feliz tú por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor’”.

“La fe es el corazón de toda la historia de María; ella es la creyente, la gran creyente; ella sabe –y así lo dice– que en la historia pesa la violencia de los prepotentes, el orgullo de los ricos, la arrogancia de los soberbios”.

“María cree y proclama que Dios no deja solos a sus hijos, humildes y pobres, sino que los socorre con misericordia, con premura, derribando a los poderosos de sus tronos, dispersando a los orgullosos en las tramas de sus corazones. Y ésta es la fe de nuestra Madre, ¡esta es la fe de María!”.

“Nuestra vida, vista a la luz de María asunta al Cielo, no es un deambular sin rumbo, sino una peregrinación que, aún con todas sus incertidumbres y sufrimientos, tiene una meta segura: la casa de nuestro Padre, que nos espera con amor”.

“Aquel signo tiene un rostro, aquel signo tiene un nombre: el rostro radiante de la Madre del Señor, el nombre bendito de María, la llena de gracia, bendita porque ella creyó en la palabra del Señor. ¡La gran creyente!”.

“Como miembros de la Iglesia, estamos destinados a compartir la gloria de nuestra Madre, porque, gracias a Dios, también nosotros creemos en el sacrificio de Cristo en la cruz y, mediante el Bautismo, somos insertados en este misterio de salvación”.

9. La Madre María y la Madre Iglesia
“Iglesia es madre. Es nuestra Santa Madre Iglesia, la que nos genera en el Bautismo, nos hace crecer en su comunidad y tiene esas actitudes de maternidad, mansedumbre, bondad: la Madre María y la Madre Iglesia saben acariciar a sus hijos, dan ternura. Pensar en la Iglesia sin esta maternidad es pensar en una asociación rígida, una asociación sin calor humano, huérfana”.

“La Iglesia es madre y nos recibe a todos nosotros como madre: María madre, la Iglesia madre”, una maternidad que “se expresa en las actitudes de humildad, de acogida, de comprensión, de bondad, de perdón y de ternura”. “Y donde hay maternidad y vida, hay vida, hay alegría, hay paz, se crece en paz. Cuando falta esta maternidad solo queda la rigidez, aquella disciplina, y no se sabe sonreír. Una de las cosas más bellas y humanas es sonreír a un niño y hacerlo sonreír”.

“En este tiempo en el que, no sé si es el sentido principal, pero en el que hay un gran sentido en el mundo de orfandad, (es) un mundo huérfano, esta Palabra tiene gran importancia, la importancia de que Jesús nos dice: ‘No los dejo huérfanos, les doy una madre’. Y esto también es nuestro orgullo: tenemos una madre, una madre que está con nosotros, nos protege, que nos acompaña, que nos ayuda, también en los tiempos difíciles, en los momentos feos”.

“En los momentos de las turbulencias espirituales debemos ir debajo del manto de la Santa Madre de Dios”. (Misa Casa Santa Marta, 15 de agosto 2015)”.

10. María y la cruz
“Hemos oído en el evangelio cómo los discípulos tenían miedo de preguntar a Jesús cuando les habla de su pasión y su muerte. Les asustaba y no podían comprender la idea de ver a Jesús sufriendo en la Cruz. También nosotros tenemos la tentación de huir de las cruces propias y de las cruces de los demás, de alejarnos del que sufre.

Al concluir la Santa Misa, en la que Jesús se nos ha entregado de nuevo con su cuerpo y su sangre, dirijamos ahora nuestros ojos a la Virgen, Nuestra Madre. Y le pedimos que nos enseñe a estar junto a la cruz del hermano que sufre.

Que aprendamos a ver a Jesús en cada hombre postrado en el camino de la vida; en cada hermano que tiene hambre o sed, que está desnudo o en la cárcel o enfermo. Junto a la Madre, en la Cruz, podemos comprender quién es verdaderamente «el más importante», y qué significa estar junto al Señor y participar de su gloria.

Aprendamos de María a tener el corazón despierto y atento a las necesidades de los demás. Como nos enseñó en las Bodas de Caná, seamos solícitos en los pequeños detalles de la vida, y no cejemos en la oración los unos por los otros, para que a nadie falte el vino del amor nuevo, de la alegría que Jesús nos trae.

Les pido ahora que se unan conmigo en la plegaria a María, para poner todas nuestras preocupaciones y aspiraciones cerca del Corazón de Cristo. Y de modo especial, le pedimos por los que han perdido la esperanza, y no encuentran motivos para seguir luchando; por los que sufren la injusticia, el abandono y la soledad; pedimos por los ancianos, los enfermos, los niños y los jóvenes, por todas las familias en dificultad, para que María les enjugue sus lágrimas, les consuele con su amor de Madre, les devuelva la esperanza y los hijos tuyos de Cuba: ¡No los abandones nunca!”. (Rezo del Angelus, Plaza de la Revolución, La Habana, Cuba, domingo 20 de julio 2015).

11. La Virgen de la Caridad, en Cuba
“Deseo dirigir ahora la mirada a la Virgen María, Virgen de la Caridad del Cobre, a quien Cuba acogió en sus brazos y le abrió sus puertas para siempre, y a ella le pido que mantenga sobre todos y cada uno de los hijos de esta noble nación su mirada maternal y que esos «sus ojos misericordiosos» estén siempre atentos a cada uno de ustedes, sus hogares, sus familias, a las personas que puedan estar sintiendo que para ellos no hay lugar. Que ella nos guarde a todos como cuidó a Jesús en su amor. Y que ella nos enseñe a mirar a los demás como Jesús nos miró a cada uno de nosotros.” (Homilía Misa en Holguín, Cuba, 21 septiembre 2015).

Conclusión

CERTIFICO que todas las enseñanzas del Papa Francisco sobre la Virgen María en el año 2015, traídas aquí, fueron tomadas literalmente de los medios digitales de comunicación del Vaticano.

Y DOY FE, en Santiago de los Caballeros a los tres (3) días del mes de noviembre del año del Señor dos mil dieciséis (2016).

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