¡Átalo!, palabra clave del equipo durante el Clásico

Fueron cinco letras que se unieron en una palabra para dar paso al lema que identificó a la selección dominicana que se coronó en el Clásico Mundial de Béisbol.

Fueron cinco letras que se unieron en una palabra para dar paso al lema que identificó a la selección dominicana que se coronó en el Clásico Mundial de Béisbol. ¡Átalo! Así se identificaban los integrantes del equipo campeón, reconocidos ayer en la casa de gobierno por el principal inquilino de la nación, en una ceremonia que no solo sirvió de tributo, sino para también presentar al país a un grupo especial, unido por la oración, la armonía y el deseo inmenso de traer el cetro a su tierra.

El reloj marcaba la 1:30 de la tarde cuando el presidente Danilo Medina entraba al Salón de las Cariátides en el tercer piso del Palacio Nacional, donde unos siete minutos antes entraron los miembros de la selección nacional.

El mandatario recordó a todos que había un acto pendiente y ocupó su mesa, situada al frente de una tarima habilitada para la entrega de los anillos.

La regia voz de José Guillermo Sued, un maestro de ceremonias de Grandes Ligas, indicaba que era hora de iniciar con lo pautado.

Moisés y Tony

Moisés Alou, gerente de la escuadra campeona, sentado junto al Presidente, fue el primero en hablar.

El hijo de Felipe tuvo la clase suficiente para conceder todo el crédito a la tropa que estructuró y se mostró feliz porque finalmente les llegaba a los jugadores la hora de ser reconocidos.

Tony Peña, el dirigente ganador, ubicado al lado del Jefe de Estado, fue el segundo en tomar el micrófono. Arrancó a la 1:38 y dos minutos más tarde se vio obligado a parar por la emoción.

Antes de que las gotas adornaran sus mejillas, Carlos Santana se acercó al pódium con un pañuelo, lo que provocó una risa general, pero le permitió a Peña retomar su discurso a la 1:41 de la tarde.

El gesto de Santana fue una muestra más de la camaradería que existía en un equipo que nadie dio para coronarse. Pero esa es la belleza del deporte: los millonarios se comportan como niños, exudan una contagiosa alegría y todo eso se transforma en una energía especial que les hace romper los pronósticos.

Casilla al mando

Canó, el Jugador Más Valioso de la pasada competencia, convocó a Santiago Casilla, conocido como un devoto cristiano, para para que al igual que antes de cada partido y después de cada una de las ocho victorias elevara una oración que agradecía al Altísimo por el éxito obtenido.

 Desde que Casilla, biblia en mano, se puso de pie el mismo término se repitió por toda la sala: “¡Átalo!”, dijeron la mayoría de los jugadores. Esa era la proclama, el manifiesto, el escudo protector de un conglomerado que borró dos terribles recuerdos en 2006 y 2009 con una labor que tiene sello indeleble de grandeza en el globo terráqueo.

Casilla, un dos veces  campeón en las Mayores con San Francisco, la ciudad donde el país se coronó en marzo, arrancó con su misión.

Las manecillas del reloj estaban en la estación 1:50 y el presidente Medina comandaba el pelotón que cerró sus ojos en señal de reverencia. Solo sus escoltas y los miembros de la prensa eran parte de la excepción.  Casilla, que tuvo la bendición de recibir un hijo durante el torneo, completó su tarea con voz firme.

Luego el Presidente se dirigió a los presentes, algo que no estaba en agenda, pero que todos aprobaron.

Cuando concluyó, José Guillermo Sued se dirigía a los homenajeados con la frase “salve campeones. Nuestros héroes”.
 Amén .

Aleja lo malo, las vibras negativas que se acercan

Casilla explicó el significado del término ¡átalo!

“Eso quiere decir aleja lo malo de nuestro camino. Es como decir repréndelo”, señaló el nativo de Baní.

“Era una manera de pedirle a Dios que nos quitara del medio lo que podía impedir nuestro triunfo. Lo decíamos para nuestros lanzadores, los bateadores, en todo”, indicó Santiago.

“La voluntad del Señor estuvo con nosotros para ganar. ¡Átalo! Esa palabra fue clave en nosotros”, agregó.

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