Atraco

Acusaba una inusual inquietud al iniciar la mañana del sábado. En medio de ese inexplicable desasosiego, la voz de mi hija llamándome me sobresaltó al máximo. Segundos antes había sido atracada a mano armada junto a su padre en la calle. A unos&#823

Acusaba una inusual inquietud al iniciar la mañana del sábado. En medio de ese inexplicable desasosiego, la voz de mi hija llamándome me sobresaltó al máximo. Segundos antes había sido atracada a mano armada junto a su padre en la calle. A unos instantes de nervios y lágrimas siguió un estado de conformidad. Recapacitamos que antes que lamentar debíamos alegrarnos y agradecer a Dios. Estaban completamente bien después de haber tenido una pistola en la sien. La Policía llena páginas de diarios con anuncios de intensificación de la vigilancia; la realidad callejera está lejos de llamar a engaños. Los delincuentes no se inmutan. Operan tan a la libre que debemos agradecerles el perdonarnos la vida.

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