Realidad: En los últimos años –y así lo hago saber en uno de mis libros- el periodismo especializado en deportes que se trabaja en República Dominicana ha acusado avance.
Quizás no tan “acentuado avance”. Se ha progresado gracias a que contamos con colegas capacitados y en sentido general talentosos. Además en ese importante segmento de la prensa deportiva nacional, vemos a periodistas, comentaristas y cronistas con pleno dominio de lo que hacen. Es decir, si por ejemplo leemos a un periodista deportivo, o lo escuchamos por radio y TV, notamos claramente que no improvisa… ¡porque domina la disciplina que trabaja! Partiendo de ese proceder podemos afirmar, sin temor a equívocos, que la prensa deportiva local -en los últimos años- ha trillado caminos de avance, de progreso. Nadie debe molestarse al leer la siguiente consideración: talentosos cronistas y periodistas de la presente generación han dejado atrás (los han superado) a veteranos de décadas pasadas y hasta a experimentados cronistas que se mantienen en el trajinar laboral. Sin embargo, en estos modernos tiempos también tenemos en los medios noticiosos a periodistas, comentaristas y cronistas deportivos que con su trabajo mediocre e ineptitud llenan de vergüenza nuestra profesión.
Principios, ética…
Principios y ética deben normar el trabajo del periodista deportivo en República Dominicana. Remacho sobre este aspecto: Si un periodista o comentarista improvisado, que no ha estudiado ni el ABC del periodismo, quiere avanzar, debe redoblar sus esfuerzos. Hasta triplicarlos para convertirse en un decente y eficaz miembro de la prensa especializada en deportes. Trabajar en función de la ética y los principios que deben normar la labor profesional del periodista. Hay que precisar que a veces un periodista –sin importar el área en que trabaje- carente de academia, empírico, reúne más cualidades que un titulado. En nuestro medio los tenemos por montones. Y por montones, también, existen periodistas académicos que rayan en la mediocridad.