Balance de las lluvias

La extendida creencia de que las lluvias pagan sus daños tiene su asidero o justificación en el hecho de que al final, en el balance, el resultado de un fenómeno de la naturaleza que desencadena aguaceros, por lo regular resulta positivo.

La extendida creencia de que las lluvias pagan sus daños tiene su asidero o justificación en el hecho de que al final, en el balance, el resultado de un fenómeno de la naturaleza que desencadena aguaceros, por lo regular resulta positivo.

Las presas llenan sus embalses, con lo cual garantizan agua para generación de electricidad limpia y más económica, para consumo humano y para irrigación, representando este último uso, una actividad fundamental para el desempeño de la Agricultura y la Ganadería. Con agua garantizada, la Agropecuaria tiene muchas posibilidades de crecer y para mejorar su aporte a la economía y a la alimentación de la gente.

Ese es el triángulo positivo que se forma con las lluvias. Pero ese beneficio tiene su costo, en ocasiones elevado. Se aíslan comunidades, se dañan carreteras, caminos vecinales, puentes, acueductos y hasta las infraestructuras del servicio eléctrico, en la parte de transmisión, se averían.

Esa parte negativa de las lluvias se está verificando ahora, con más de 3,400 personas desplazadas de sus casas, 31 comunidades aisladas, 39 acueductos averiados, 24 provincias en alerta, con el grado máximo en la provincia San José de Ocoa.

El año pasado, a consecuencia de los prolongados períodos de sequía, el sector agropecuario tuvo el peor aporte sectorial al crecimiento del PIB. La producción de algunos rubros, como plátanos, mermó drásticamente, lo que obligó a importar ese renglón, entre otros efectos adversos.

El exceso de lluvias de ahora tiene su costo y seguro que las finanzas públicas lo sentirán. El Gobierno está auxiliando a las comunidades afectadas y personas damnificadas. Es una obligación gubernamental.

También es atribución del Gobierno reparar, rehabilitar o reconstruir las infraestructuras dañadas, y eso cuesta, en ocasiones, mucho dinero. Son imprevistos, casi nunca presupuestados, pero de ejecución obligada.

Muchos sufren, pero las aguas pagan sus daños, siempre que no sean excesivos y afecten la vida. 

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