Balance preliminar del presupuesto 2013

Son tres las preocupaciones fundamentales que debe generar el presupuesto para 2013. Primero, si es un presupuesto macroeconómicamente viable;…

Son tres las preocupaciones fundamentales que debe generar el presupuesto para 2013. Primero, si es un presupuesto macroeconómicamente viable; es decir, si tiene metas razonables de ingresos, gastos, déficit y financiamiento.

Eso es importante porque de ello depende en parte el crecimiento económico y la estabilidad de los precios y de la tasa de cambio. Por ejemplo, un inadecuado nivel de crédito externo que financie insuficientemente el déficit o que no supla a la economía de las suficientes divisas, o metas fiscales irrealizables, pueden contraer la inversión o alimentar una corrida cambiaria.

Segundo, si la composición del gasto, antes de pagar deuda se mueve en una dirección deseada, lo que significa hacia un robustecimiento del gasto social y de una inversión que tenga impactos concretos en la vida de las personas, especialmente en la de aquellas que han estado excluidas de los beneficios del presupuesto público. Eso implica un mayor gasto real en educación, salud, protección y seguridad, apoyo a la producción y a empleos de más calidad, e infraestructura social y productiva en territorios tradicionalmente marginados.

Tercero, si las intenciones declaradas en el presupuesto cuentan con las suficientes garantías para una ejecución efectiva y si hay mecanismos para su verificación por parte de la ciudadanía. Hemos aprendido que las leyes presupuestarias sirven de poco si no hay vigilancia ciudadana y si no hay consecuencias sobre quienes las violen.

La poca información disponible al escribir este artículo permite concluir tres cosas.

Primero, que se trata de un presupuesto macroeconómicamente más robusto que el que inicialmente se había propuesto porque prevé un déficit del gobierno central de 2.7% del PIB, 0.3 puntos porcentuales menos que el 3% del PIB que el gobierno había planteado en octubre. De hecho, llevaría el déficit a un nivel cercano al de 2011. Lo anterior indica que, a pesar de que el paquete tributario fue reducido en el Congreso, el gobierno decidió hacer un recorte del gasto superior en RD$15 mil millones al ofrecido hace dos meses. 

Habrá que evaluar donde se proponen recortes, pero si son creíbles y si lo que se recorta es gasto superfluo, será una señal moderadamente positiva para la ciudadanía y también puede contribuir a calmar ansiedades en los potenciales prestamistas del país y en el mercado cambiario. Menor déficit no siempre es mejor, pero en esta ocasión lo es por el alto nivel de deuda que tenemos.

Segundo, la estructura general del gasto antes de pagar deuda, parece que va a ser mejor que antes, aunque todavía lejos de lo deseable y posible porque el clientelismo sigue apropiándose de una importante ración. Si bien todavía no hay información detallada, el gobierno ha dicho que está incrementado el gasto en educación pre-universitaria y universitaria, en apoyo a la producción de pequeñas y medianas empresas y agricultura, en salud y seguridad social, en protección ciudadana y en justicia.

Sólo por el aumento del gasto en educación, el gasto social total deberá incrementarse notablemente, si no recortan en otras áreas sociales. Habrá que evaluar cuánto significan las otras partidas prometidas y ansiadas; es probable que no mucho, pero aparentemente se moverán en la dirección correcta.

El gobierno reclamará que con ello cumple una promesa y demuestra compromiso con el bienestar de los más pobres, pero la gente debe asumir que cualquier mejora en esta área ha sido, más que nada, una victoria suya y que es un resultado, modesto todavía, de una batalla ciudadana que ha obligado a los grupos políticos a comprometerse con un mejor presupuesto. La campaña por el 4% para la educación es la muestra más conspicua de ello.

Tercero, hay todavía dudas más que razonables sobre la calidad que tendrá el gasto y sobre el cumplimiento de los compromisos presupuestarios. ¿Cuánto del nuevo gasto social estará limpio de corrupción y de uso abusivo de los recursos? ¿Cuánto terminará beneficiando realmente a la gente? ¿Cuánto del presupuesto se respetará?

El gobierno tiene que ir más allá de la formulación presupuestaria; debe abrir su ejecución al ojo ciudadano y a la participación. Por su parte, la gente y sus organizaciones deben ir más allá de las generalidades. Urge estar vigilantes, observar, participar, exigir, proponer y hacer. l

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