Por segundo año en línea, los Leones del Escogido obtienen los derechos de blasonar en la pelota local. Los escarlatas pueden ufanarse de todo lo que quieran.
Son los campeones.
Se erigieron en “Duros de Matar”, sobreviviendo a caer en el abismo como si fuesen un malabaristas de circo, aunque en esta ocasión no había protección en el fondo para darles una segunda oportunidad.
Nadie pudo con ellos. Todo lo contrario: eliminaron a cada oponente. Estamos hablando de la tropa que clasificó en cuarto lugar tras dos partidos decisivos.
Es la tropa de Starling Marte, Mauro Gómez, Julio Lugo, Fernando Tatis, Wilkin Castillo, Fernando Rodney y Johnny Núñez, entre otros. Nelson Figueroa, Jorge Cantú, Leslie Anderson y Jesús Feliciano merecen reconocimiento.
Mención especial para Octavio Dotel, miembro de una sufrida generación de 1998 que logró un anillo en la pelota local a dos años de obtener su primero en las Mayores.
Otra para Jordany Valdespín, quien en verdad se comportó como todo un felino feroz.
Ni hablar de Audo Vicente, el imberbe dirigente que tomó prestado el manual del mejor pianista para tocar las teclas indicadas en el momento exacto y también habló con Merlín para hacer magia.
El cargo de Moisés Alou dice gerente, pero creo que junto a su equipo deberían llamarse “arquitectos” por ser los responsables de tres coronas en los últimos cuatro años.
Extensivo el elogio para una plana mayor que ha demostrado que no escatima esfuerzos a la hora de buscar las piezas necesarias.
Los Leones de los últimos cuatro años han devuelto a su fanaticada las sonrisas perdidas de una época dura de asimilar.
Las Águilas batallaron hasta el último episodio, cuando Fernando Rodney, a pesar de tener a Héctor Luna en primera, ponchó a Manny Ramírez y dominó a Miguel Tejada con un rodado para la doble matanza de terminar el campeonato.
Ahí comenzó el festejo para los monarcas de su barrida en el estadio Cibao, donde ganaron los últimos siete compromisos.
Felicidades a la nueva dinastía invernal. Se conoce como la “Tabla Escarlata”.
