Blindar nuestra Ley de Pensiones

A los fondos generados por la Ley de Seguridad Social de nuestro país bien podría cantárseles aquel estribillo de la canción “Cuál será el melao que tiene Mireya, que to’lo muchacho andan detrás de ella”. El más reciente de estos intentos&#8

A los fondos generados por la Ley de Seguridad Social de nuestro país bien podría cantárseles aquel estribillo de la canción “Cuál será el melao que tiene Mireya, que to’lo muchacho andan detrás de ella”. El más reciente de estos intentos ha generado un movimiento general que debe tener consecuencias al más alto nivel para los depredadores. Se trata de la denuncia canalizada a través del Senado de la República que señala un fraude multimillonario. Se ha establecido que estafadores vestidos de empresarios reportan “nóminas ficticias mediante la modalidad de salarios parciales, lo que ha generado un ‘desequilibrio financiero’ de unos 100 millones de pesos anuales”. Dicen que esta barbaridad genera un hueco que ronda el 40 por ciento en el sistema colocándolo a punto de colapsar.

Antes de que el tema llegara al Senado había sido denunciado por la presidenta de la Asociación Dominicana de Administradoras de Fondos de Pensiones (ADAFP), Kirsis Jáquez, quien alertó que empleadores ficticios están cometiendo un gran fraude contra el sistema.

El fraude es más que evidente, porque inscribir a un empleado en la seguridad social cuando supuestamente sólo gana mil pesos mensuales para obligar al Consejo de la Seguridad Social a garantizarle por doscientos pesos que aportan al régimen contributivo salud y pensiones, es simplemente quererse burlar de nuestras autoridades.

Identificada la mafia, detectado el fraude, solo hay que profundizar las investigaciones y poner todo este expediente en manos de la Justicia que debe, comprobado el delito, castigar sin piedad a los culpables.

Los Fondos de Pensiones siempre serán tema sensibles, pues millones de dominicanos dependerán de estos recursos para terminar sus días cuando ya las fuerzas no les den para seguir al frente de un empleo. De modo que estos estafadores están jugando no sólo con un dinero que no es suyo, sino con trabajadores que durante años han dejado su cuota económica, su juventud, sudor y sangre en un centro laboral. ¡Qué los culpables paguen por esta estafa! l

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