Santiago. Con un pedido a la sociedad de una segunda oportunidad, por parte de los novios del Centro de Corrección Rafey Hombres, fue celebrada la primera boda católica entre un interno y una exreclusa.La iniciativa forma parte del programa “unificando la familia”, que desarrolla el centro carcelario. Miguel Vladimir Morán, un interno condenado a trece años por homicidio y del cual lleva ya cinco cumplidos, contrajo nupcias con Yáscara Vargas, quien recientemente salió en libertad tras una condena de 60 meses por venta de drogas y que cumplió en Rafey Mujeres. Los novios se conocieron mientras cursaban el primer grado de bachillerato en el mismo penal de Rafey.
Como padrinos sirvieron Indiana Rodríguez y Amaury Grullón. Tanto Miguel Vladimir como Yáscara pidieron una nueva oportunidad para demostrar a la sociedad que han cambiado y que esperan reintegrarse.
Un compromiso
Aunque Vargas cumplió condena de cinco años, acudía con frecuencia pues junto a su esposo están terminando el cuarto de bachillerato. La boda fue oficiada en la catedral Santiago Apóstol por el sacerdote Ricardo García, quien pidió a la pareja asumir el compromiso cristiano. Anteriormente habían celebrado tres matrimonios civiles y ya preparan otras tres católicas, según informó Crismely Durán, directora del centro. El arzobispo Ramón Benito de la Rosa y Carpio, quien acudió a felicitar a los novios, valoró este tipo de pasos dados por los internos y pidió a la sociedad brindar una segunda oportunidad.
En la boda participaron 38 internos y 15 internas compañeros de la pareja. En horas de la tarde celebraron la recepción en el salón multiuso del penal. Como parte de las actividades del penal, Rafey tiene previsto para el 28 de este mes la graduación en cursos técnicos y educación formal.
Como nuevo modelo cumplen ocho años
Además de la graduación a la que denominaron “un vuelo en libertad, grandes triunfadores”, tendrán una jornada dedicada al medio ambiente. El día 30 harán el campamento de verano con los hijos de los internos, en la campaña “por la sonrisa de un niño”. También honrarán la memoria de Pablo Martínez, un interno universitario recientemente fenecido.
