Bonitillos al medio

Una de las cosas buenas que aporta la institucionalización de los partidos políticos es que hace valer aquello de que quien tenga más saliva, que coma más hojaldre. Hasta hace poco, en una buena parte de los partidos mayoritarios se ascendía…

Una de las cosas buenas que aporta la institucionalización de los partidos políticos es que hace valer aquello de que quien tenga más saliva, que coma más hojaldre. Hasta hace poco, en una buena parte de los partidos mayoritarios se ascendía solo por amiguismos o influencias, lo que constituía un olímpico irrespeto al activismo de los que realmente trabajan con las bases:  los llamados tragapolvo. Eso contribuía en mucho a la creación de desilusiones y desencantos que degeneraban en el tan criticado transfuguismo, ya que quien(es) dedicaba(n) esfuerzo y tiempo al trabajo partidario, en ocasiones recibían humillaciones y desconsideraciones como recompensa y buscaban otros caminos. Ahora, se han integrado valores jóvenes a la labor partidaria, y con frecuencia vemos muchos hijos de papi y mami tirados al medio, a sabiendas de que tienen que bajar a las bases para alcanzar posiciones. Es, en realidad, la presencia de muchos de esos “bonitillos” lo que da cierto sabor a la competencia política, porque los de las bases se la gozan poniéndolos a morder el polvo de la derrota. Quien quiera comer pescado …ya sabe lo que tiene que hacer…

Bájale algo

Víctor Hugo Hernández (Tito) denuncia estar recibiendo amenazas, y señala a un joven viceministro como presunto agresor de uno de sus hijos en días recientes en San Cristóbal. Tito viene de la izquierda, se abrazó al reformismo y está cobijado bajo la sombrilla del presidente Hipólito Mejía desde la pasada campaña. Es hombre público desde hace mucho tiempo y sabe nadar en aguas bravías donde siempre hay acoso, amenazas, intimidaciones y hasta represión. Con razón, luce alarmado por la situación que dice le afecta, y de la que responsabiliza al presidente Leonel Fernández, de quien se ha tornado en crítico muy ácido después de ser su colaborador. Vivimos en una democracia, que aunque imperfecta respeta las disidencias. Ojo con esas denuncias de Tito, aunque las leí en un blog identificado como bájalealgo.com…

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