El boxeo criollo requiere auxilio

La instalación física, fusionada con el talento y la condición del atleta -de cualquier deporte- constituyen los principales elementos para que se pueda alcanzar el objetivo buscado.

La instalación física, fusionada con el talento y la condición del atleta -de cualquier deporte- constituyen los principales elementos para que se pueda alcanzar el objetivo buscado. Y el objetivo que busca el atleta es, obviamente, ver materializada su anhelada meta.

El referente viene a cuentos para poner en perspectiva la realidad que vive hoy el boxeo profesional local… una realidad que por décadas ha atacado visceralmente al principal protagonista de esta disciplina: El boxeador.

El gimnasio, para el boxeo, representa una herramienta básica.

Una herramienta con la que siempre debe contar el boxeador.

Sea amateur o profesional, el boxeador tiene la necesidad de tener un espacio (físico) que le permita desarrollar sus facultades. ¡Sin gimnasio no hay atletas de boxeo!

República Dominicana, pese a sus dificultades y a no contar con apoyo “logístico” por parte del poderoso sector empresarial privado, registra en su historia 14 campeones mundiales con 15 coronas. Dos de esas 15 fajas han sido aportadas por Joan Guzmán.

Pero Joan, aunque parezca paradójico, nunca tuvo graves problemas de gimnasio para practicar.

Ni de protección económica, pues su carrera encontró el auxilio de Estados Unidos, la poderosa nación donde el boxeo es uno de sus principales deportes.

“Oiga boxeador novato, que tiras tus primeros guantazos, si quieres triunfar, no te quedes en tu país… porque en la tierra que te vio nacer no tienes dónde, con decencia y las comodidades que se necesitan para llegar a la cima (al menos conquistar una corona mundial), no cuenta ni siquiera con sencillas instalaciones (modestos gimnasios) para realizar los adecuados entrenamientos”.

El gimnasio y un gran esfuerzo

Antonio -Kid Can- Cruz, ex pugilista dominicano, tiene “suerte”.

Suerte porque es el maestro de una deteriorada instalación que le llaman “gimnasio”.

Es el gimnasio Miguelito Rueda que hace décadas levantó en el ensanche Ozama (ubicada en la provincia Santo Domingo Este)  el afamado abogado Ramón Pina Acevedo, ex Comisionado Nacional de Boxeo.

Pina Acevedo, quien también ocupó (dos veces) la presidencia de la Organización Mundial de Boxeo (OMB), se cansó de luchar para que el pugilismo local  -el deporte de sus amores- tenga en el país el lugar (decente) que se merece.

Y su viejo gimnasio (¿?)  se lo donó a Kid Can Cruz quien le reveló a elCaribe que “aquí hacemos de tripas corazones”.

Kid Can Cruz siempre tuvo la esperanza de que el Estado -sin referirse a gobierno alguno- diera el apoyo  que necesita con urgencia el boxeo dominicano.

El gimnasio Miguelito Rueda está en “camino de remodelación para servir mejor al desarrollo de este deporte”. Es lo que afirma Kid Can Cruz, pese a que la instalación se observa destartalada, sin los aditamentos que se necesitan para que los púgiles puedan realizar sin dificultades sus entrenamientos.

Pero en el gimnasio, cuyo entrenador oficial es el ex boxeador Julio Soto Solano, entrenan pocos peleadores.

Al momento de presentarse este periodista, junto al fotorreportero, sólo un boxeador (novato, que pronto dará el salto al profesionalismo de nombre Antonio Nova Cuevas), se encontraba en labor de sesiones de entrenamiento.
Pero, ¿por qué al boxeo profesional no le dan protección en este país? La pregunta sale de los labios de Kid Can Cruz.

Para de inmediato postular: “Yo, que duré al lado de Pina Acevedo casi 40 años, siéndole fiel, leal, porque él es como mi padre, ahora estoy bregando con este gimnasio… pero tuve que buscar 100 mil pesos para acondicionarlo y que pueda servir a nuestros boxeadores”.

A propósito de lo revelado por Kid Can Cruz, se puede parafrasear el título de la legendaria novela del escritor colombiano Gabriel García Márquez (El coronel no tiene quien le escriba) y exponer: “El boxeo dominicano no tiene quien lo proteja”.

Es indispensable

Es de clara lógica: Si un boxeador, sin importar su estatus, quiere tener una preparación física-técnica adecuada, pues tiene, por necesidad, que realizar unos entrenamientos acorde con los científicos programas del boxeo. Porque siempre es indispensable para el boxeador un buen gimnasio.

 Los púgiles de las pasadas décadas, en las que la disciplina, la entereza y el buen comportamiento -dentro y fuera del cuadrilátero-  que caracterizaba a los peleadores de esos tiempos que, por demás, estaban adornados por sobrada calidad, tenían como prioridad el gimnasio.

Pero un gimnasio con todas las de la ley y teniendo al frente a un eficiente entrenador…¡o maestro del entrenamiento! Es lo que falta en República Dominicana en esta la llamada “etapa del boxeo moderno y el de la danza de los millones de dólares”.

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