El (buen) arte de las series de TV

El 2 de junio de 2002 HBO estrenó el primer episodio de la primera temporada de The Wire (La escucha), una serie de televisión creada…

El 2 de junio de 2002 HBO estrenó el primer episodio de la primera temporada de The Wire (La escucha), una serie de televisión creada por el ex periodista del Baltimore Sun David Simon. No fue hasta hace poco más de dos meses que gracias al impagable servicio del internet me enteré del trabajo de este reportero por una entrevista en la que filosofaba sobre los retos del (buen) periodismo en la era de la fiebre de lo digital.

Si Simon como periodista dio cátedras mientras laboraba en el Baltimore Sun, ciudad que sirve de escenario para esta inmejorable serie de televisión, aún no lo he podido constatar. Pero si de algo estoy convencido, después de inyectarme (literalmente hablando) las dos primeras temporadas de The Wire, es que el periodismo es un oficio tan gratificante como lo puede ser la sensación que provoca su ejercicio apegado a los principios éticos, al bien común y al sentido de la justicia social.

El creador (y en muchos casos guionista) no tuvo que recurrir a los cliché de Hollywood, ni en cuanto a sus argumentos ni mucho menos en los aspectos técnicos. Esto es adrenalina pura, porque la cotidianidad de los suburbios de Baltimore sirvieron de materia prima para este periodista que prácticamente se mudó a esos barrios donde el narcotráfico, la corrupción portuaria (tema de la segunda temporada) son parte del stablishment de la sociedad estadounidense.
Los personajes en The Wire son de carne propia. Nada de sensacionalismo cinematográfico, mucho menos el fichaje de estrellas trilladas del negocio.

Muchos de los actores y las actrices son las mismas personas de la comunidad, que de alguna manera experimentaron situaciones de las que se plantean en sus historias. De ahí la riqueza y efectividad de sus argumentos, de las líneas de unos personajes penetrantes. Ha sido la culminación de una obra de arte en un contexto impensable, cuando hoy día predomina la televisión chatarra.
El cine con mayúscula está emergiendo en las series de televisión que están apostando a la triste realidad de una sociedad sumergida en la desgracia de sus males. The Wire es una obra maestra de ese cine.

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