Buen mensaje

A propósito de la celebración de las elecciones el 15 de mayo, la Conferencia del Episcopado Dominicano adelanta sus consideraciones que pueden servir como marco de referencia a los dominicanos, a quienes tienen responsabilidades políticas o a…

A propósito de la celebración de las elecciones el 15 de mayo, la Conferencia del Episcopado Dominicano adelanta sus consideraciones que pueden servir como marco de referencia a los dominicanos, a quienes tienen responsabilidades políticas o a aquellos que solamente participan depositando sus votos.

Los puntos de vista de la Conferencia del Episcopado, que son los de la Iglesia Católica, siempre despiertan interés, y generalmente encuentran eco. Concuerdan con los exhortos en las comunidades cristianas a participar, porque se trata de una cuestión ciudadana que no se puede dejar únicamente a los “políticos”.

Desde cualquier perspectiva, el mensaje del Episcopado es útil para todos, y si nos atrevemos a hacer un comentario, es para señalar que contiene un conjunto de recomendaciones que pueden servir para los propios actores. Si lo siguieran, quizás sus objetivos serían alcanzados con más facilidad.

Veamos: La conferencia exhorta a los líderes a adoptar un comportamiento a la altura de “un profesional de la política”. Es decir, que sus actividades “se desarrollen en base a los programas que ofrezcan los partidos, su posibilidad de ejecución y atendiendo a las prioridades de los problemas que afectan en su conjunto a nuestra sociedad dominicana”.

Asimismo, declara no deseable una contienda política de bajo nivel, centrada en los aspectos negativos de los opositores, o en falsas e irrealizables promesas, u otorgando dádivas, o que desde el poder se usen los recursos públicos.

Más bien pide una promoción con “sentido ecológico”, que no ensucie el ambiente, sature las calles o arruine la vida de la gente con ruidos insoportables.

Llama a rechazar a los candidatos que sólo buscan beneficios y promueve la participación de los ciudadanos.

Razonablemente, pide el apoyo para la Junta Central Electoral, y especialmente, sus medidas administrativas.

Pasadas las elecciones, aboga por el respeto a la decisión de la mayoría, acogiéndola con “beneplácito”.

Y plantea un compromiso post electoral: aprobar una buena ley de partidos.
Y algo imprescindible, que las elecciones sean pacíficas, bien lejos de la violencia.

Todos debemos acoger este mensaje.

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