Lo bueno de Chantal

Quienes tuvieron que desplazarse por la inundación de sus viviendas, quienes quedaron aislados en algunas regiones por las crecidas de los ríos, y todos los que vieron afectadas sus actividades rutinarias en ciudades y campos, tienen que aceptar…

Quienes tuvieron que desplazarse por la inundación de sus viviendas, quienes quedaron aislados en algunas regiones por las crecidas de los ríos, y todos los que vieron afectadas sus actividades rutinarias en ciudades y campos, tienen que aceptar que después de todo no nos fue tan mal.

Las descargas de Chantal no fueron destructivas. Los vientos no tuvieron las fuerzas con que fueron anunciados y las aguas, abundantes especialmente en el litoral Sur de la isla, no dejaron daños mayores en los cultivos, como ha informado el ministro de Agricultura. Más bien, resultaron beneficiosas.

Lo bueno entonces es que donde no había llovido suficiente, como en algunas áreas del Suroeste, las precipitaciones fueron copiosas.

Aunque el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INDRHI) no ha reportado los niveles en que quedaron los embalses de las presas, es muy probable que hayan recaudado suficiente agua para turbinar y producir energía eléctrica, conservar para el consumo humano y para el riego agrícola.

En pocas palabras, las aguas de Chantal fueron beneficiosas para la República y eso es bueno. Lo lamentable es que dos dominicanos perdieran sus vidas. Un joven que intentó cruzar una cañada crecida y un bombero que trató de habilitar un drenaje.

En las próximas horas los desplazados en el Gran Santo Domingo retornarán  a los lugares donde habitan. Quizás las aguas de Chantal contribuyan a dinamizar las iniciativas públicas para la búsqueda de soluciones definitivas a esa gente.
Mientras tanto, celebremos lo bueno de Chantal.

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