Santiago. En el proceso de restauración del hospital regional José María Cabral y Báez, también se comenzará a regular los buhoneros que mantienen prácticamente ocupado el centro de salud.Y es que, actualmente, conseguir un negocio que venda tostada, ropa, y hasta fritura, es más sencillo en el interior del Cabral y Báez, centro que busca el servicio sanitario adecuado. Desde la pasada semana, el hospital entró en la etapa de reconstrucción, por lo que iniciaron el traslado de pacientes internos y de distintas áreas. Aunque el proceso implica el desalojo de los vendedores, estos, por el contrario, se han convertido en amos y señores del centro de salud. Cada vez son más los buhoneros que instalan sus puestos de venta en el patio del Cabral y Báez. Según las autoridades de Salud, parte de la culpa de la abarralización del centro corresponde a la alcaldía de Santiago, ya que le expide carnet a los buhoneros para que puedan ubicarse en la zona.
Sin control
La proliferación de buhoneros ya no solo arropa toda la verja perimetral, sino que llega hasta la emergencia y unidades de atención como dermatología, el oncológico o de transmisión sexual. Todas están arropadas por vendedores dominicanos y haitianos. Aunque se han hecho operativos para desalojar a aproximadamente 20 buhoneros que ofrecen todo tipo de comida en el entorno del centro, por la salida de la calle Sabana Larga, los esfuerzos han sido en vano.
Lo mismo sucede con el hospital para maestros Semma que opera en los mismos terrenos del Cabral y Báez, el Instituto de Patología Forense y el Patronato Cibao de Rehabilitación. El director de comunicaciones del hospital, Johnny Lama, reconoce cierto descuido en los operativos que permitan sanear la zona comprendida entre la calle Sánchez y la Pedro Francisco Bonó.
Ventas afectan la imagen del centro de salud
“Uno de los grandes dolores de cabeza desde que llegó a la dirección ha tenido el doctor Rolando Báez, es la arrabalización del entorno del hospital, no solo desde el punto de vista de imagen, sino de salud, que es un problema gravísimo”, expresó Lama. Estas ventas no solo son una amenaza para la salud de los consumidores, sino también para el medio ambiente.