Buscando un trofeo

Al paso que el río va aclarando sus aguas, los ciudadanos que aspiraron a la Presidencia de la República, en las recién pasadas elecciones, tendrán que quedarse con un premio de consolación, la cabeza de Roberto Rosario Márquez, presidente de…

Al paso que el río va aclarando sus aguas, los ciudadanos que aspiraron a la Presidencia de la República, en las recién pasadas elecciones, tendrán que quedarse con un premio de consolación, la cabeza de Roberto Rosario Márquez, presidente de la JCE. Es que todos sus planes se desplomaron.

Antes del 15 de mayo trabajaron para sabotear las elecciones. El mismo 15 de mayo trataron de abortar el proceso y de ahí para acá no han cesado en desacreditar esa jornada democrática. No pudiendo evitar que la gente acuda pacífica y llena de entusiasmo a votar, jugaron su última carta: crear la mayor cantidad de incidentes, violencia incluida, alrededor de los recintos, las Juntas Electorales y la sede central de la JCE. Pero también fallaron.

Al final, y como para no salir de las páginas de los periódicos, entregaron un documento para justificar que las elecciones fueron un tollo.

Pero el Pleno de la JCE le desmontó punto por punto su denuncia, que no vino a ser más que “pluma de burro”. Y las denuncias de “fraude colosal” de los integrantes de este Bloque Opositor, que ya resulta extemporáneo, han pasado a ser “pajas para las garzas”.

Las actas analizadas y presentadas como evidencias totalizan 83, que corresponden a igual número de colegios, con 37,523 electores, para un 0.55% del Padrón Electoral, de los cuales se contabilizaron 18,882 votos válidos, para un 0.41%, de un total de 19,939 votos emitidos, para un 0.42% del nivel presidencial. Ese es el tamaño y dimensión del gran fraude denunciado. Y se entiende el reclamo, pues el candidato ganador apenas le superó con la mínima de un millón 235 mil votos.

Cuando las aguas del río terminen aclaradas como el cristal, podrá verse que las cosas salieron bien y que si se aíslan los desórdenes planificados por turbas irredentas de esos mismos partidos, las elecciones no fueran temas de debates.
Entonces, los derrotados podrán exhibir frente a sus fanáticos su único trofeo, la cabeza de Rosario Márquez al que quieren desaparecer de la JCE.

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