En la última década del siglo XX, el crecimiento rápido y desorganizado del Distrito Nacional sobrepasaba la capacidad de servicio del cabildo. Para enfrentar el problema, el Congreso creó, en el 2001, una nueva provincia con las estructuras urbanas improvisadas que rodeaban a la capital.
Cientos de cañadas, inexistencia de sistemas de drenaje, complejos habitacionales levantados sin ningún criterio de protección al medio ambiente ni de respeto a la convivencia social, y calles construidas con antiguas estimaciones de circulación y demografía forman parte de la herencia negativa que los gobiernos locales recibieron, y todavía no han podido resolver.
“Los municipios son muy débiles. No tienen absolutamente ningún poder ni ninguna capacidad de decisión. No son verdaderos gobiernos locales. Dependen políticamente del Gobierno central y ni siquiera tienen independencia económica”, dice el urbanista Marcos Barinas, para explicar algunas de las razones por las que las grandes deficiencias del desarrollo de la provincia Santo Domingo no pueden ser superadas desde el actual modelo de gestión municipal.
La división se hizo, según su punto de vista, sin designar un organismo con capacidad de coordinar y aplicar las políticas de trabajo del Distrito Nacional y sus demarcaciones periféricas.
Dicha entidad haría falta, a su juicio, para evitar, por ejemplo, que los alcaldes tengan que ir a rogar al Presidente de la República la reparación de la vía de acceso al vertedero de Duquesa, cuya obstaculización en tiempo de lluvia provoca hasta amenazas epidemiológicas en el Gran Santo Domingo.
El urbanista aclara que se refiere a un organismo parecido a la Mancomunidad del Gran Santo Domingo, pero con independencia y recursos económicos reales. Preocupado por la acelerada expansión horizontal de la provincia, advierte que dentro de 15 o 20 años, si no se toman las medidas de lugar, el centro político y económico de la nación será un tremendo caos demográfico y ecológico: “La población de los municipios periféricos va a crecer de manera tal que todos los recursos hídricos, superficiales y subterráneos, se verán afectados por el entorno urbano. Es algo muy delicado”.
Limitación de presupuesto. Las alcaldías de Santo Domingo Norte, Pedro Brand, Santo Domingo Este, Boca Chica, Santo Domingo Oeste, Los Alcarrizos y San Antonio de Guerra tienen que prestar servicio a los dos millones 359 mil 327 munícipes de la provincia más poblada de República Dominicana.
“Tenemos un presupuesto que, en muchas ocasiones, lo que nos causa es depresión, porque no da para responderle a la gente. Tenemos un municipio demasiado grande, con demasiados problemas”, dice la presidenta de la Sala Capitular del cabildo de Santo Domingo Norte, Damasa Milagros Martínez.
La regidora por el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) cuenta que el municipio tiene en su interioridad barrios repletos de familias pobres, que conviven entre cañadas y cúmulos de desperdicios difíciles de remover con la poca capacidad operativa del cabildo.
Por estos lados, asegura, el apoyo del Poder Ejecutivo solo llega para todo lo relacionado con el Metro de Santo Domingo.
Martínez sí ve respaldo gubernamental a la alcaldía de Santo Domingo Este, dirigida por el Partido de la Liberación Dominicana (PLD). “El dinero no da. Hace quince años que en Haras Nacionales hace falta arreglar un puentecito.
Lo estamos haciendo, pero poco a poco. Otros proyectos lo hacemos con ayuda de organismos internacionales”, dice, y recuerda el reclamo de que todos los cabildos del país pregonan desde hace años que el Poder Ejecutivo debe asignar a los municipios el 10% del Presupuesto Nacional.
Desarrollo
Amín Abel Pérez
Munícipe SDE
“Fuéramos injustos si no reconociéramos que los recursos ahora llegan de manera más directa. Pero aún así la acción queda en entredicho, porque hay sectores donde la autoridad no llega. Si te tiras a los bateyes o a otros sitios marginales te darás cuenta. El desarrollo se ve en parte, pero uno lo ve más en los políticos que en las comunidades”.
Rodolfo Valera
Junta Municipal San Luis
“Son demasiado los problemas, y pocos los recursos de las alcaldías de la provincia Santo Domingo. Ahora recibimos cerca del cinco por ciento del Presupuesto Nacional, cuando la ley manda una asignación del 10 por ciento. El 10 por ciento, creo, no sería suficiente, pero sería un paliativo importante para el trabajo de los cabildos”.
