Cacao: ¿octavo o duodécimo?

La disponibilidad de estadísticas confiables y actualizadas constituye un requisito fundamental para la adopción de políticas públicas que contribuyan a alcanzar las metas que se trazan las naciones en su camino hacia el desarrollo.

La disponibilidad de estadísticas confiables y actualizadas constituye un requisito fundamental para la adopción de políticas públicas que contribuyan a alcanzar las metas que se trazan las naciones en su camino hacia el desarrollo.Sólo hay que echar un vistazo a la cantidad de estadísticas sobre la evolución de la actividad económica, el nivel de precios, el mercado laboral, las ventas, la acumulación de inventarios, el nivel de las compras de la industria y la dinámica de la economía mundial que el FED observa y analiza antes de decidir si cambia su tasa de política monetaria.

Una de las primeras medidas adoptadas por Mauricio Macri en Argentina, inmediatamente asumió la Presidencia, fue el nombramiento de un equipo de tecnócratas capaces para restaurar la producción de estadísticas confiables, que permitan al nuevo gobierno evaluar el impacto del cambio en la política económica que ha comenzado a ejecutar.

La República Dominicana es probablemente uno de los países de la región que más avances ha registrado en las últimas dos décadas en la producción de estadísticas económicas y sociales de calidad. El Banco Central, por ejemplo, ha ido actualizando periódicamente las cuentas nacionales a fin de que las mismas recojan con mayor precisión los cambios estructurales que ha ido registrando nuestra economía. Lo mismo ha sucedido con la introducción de nuevos manuales para la estimación de las cuentas externas y la introducción de nuevos años base para el cálculo del índice de precios al consumidor. Nuestras estadísticas monetarias y financieras no tienen nada que envidiar a las que están disponibles en las economías más avanzadas de la región. Contamos también con una muy buena base de información sobre la estructura del mercado laboral, la informalidad, los salarios promedios, y los niveles de desocupación.

La transparencia de las cuentas fiscales es una de las áreas que registran mayores progresos en los últimos años. En parte esto se ha debido a que el Ministerio de Hacienda y el Banco Central mantienen una estrecha comunicación que permite garantizar que los balances fiscales recojan todas las transacciones que impactan en la definición del déficit del Gobierno Central, del resto del sector público no financiero y del cuasifiscal del Banco Central.

El traspaso desde el Banco Central al Ministerio de Hacienda de la responsabilidad de llevar el registro de la deuda pública externa e interna ha sido muy favorable, pues la Dirección General de Crédito Público da a conocer mensualmente las tablas de ambas actualizadas y hace público en su portal el Informe Trimestral de la Deuda Pública al Congreso.

La impresionante modernización que ha evidenciado la DGII en los últimos 20 años ha traído consigo una extraordinaria producción de estadísticas tributarias y análisis mensuales sobre su comportamiento. Las estadísticas mensuales sobre las ventas de los diferentes sectores de la economía complementan las trimestrales sobre la actividad sectorial que estima el Banco Central.

En el ámbito social el progreso estadístico es también encomiable. Las estimaciones de pobreza, indigencia y equidad distributiva que realiza bianualmente el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo utilizando las metodologías del Banco Mundial, el PNUD y la CEPAL, coloca a la República Dominicana como uno de los países de la región que mayor seguimiento da a estos indicadores sociales.

No podemos, sin embargo, dormirnos en nuestros laureles. Hay que seguir mejorando y ampliando nuestra base de información estadística. Y revisando aquellas donde pueden estarse verificando deficiencias en la captura de la información.

A continuación algunos ejemplos en el área de las exportaciones por productos. Dado que las exportaciones de bienes no están sujetas al pago de impuestos sobre el comercio exterior, como debe ser, no puede descartarse que la precisión con que dichas informaciones son recogidas sea menos intensa que la aplicada a las importaciones.

Nuestras estadísticas oficiales indican, por ejemplo, que en el 2014 nuestras exportaciones de cacao y manufacturas alcanzaron US$88.5 millones; la Base de Datos Estadísticos de Comercio Internacional de las Naciones Unidas (U.N. Comtrade) señala que en ese año República Dominicana exportó US$227.1 millones. Mientras nuestras estadísticas indican que en el 2014 exportamos aguacates por US$12.4 millones, el U.N. Comtrade Database afirma que el monto exportado fue de US$22.5 millones. En el caso de los tomates, mientras nosotros decimos que exportamos US$4.4 millones, ellos sostienen que exportamos US$9.2 millones. En el 2014 nuestras estadísticas señalan que exportamos US$12.7 millones en ajíes y pimientos; las de U.N. Comtrade muestran que las exportaciones fueron de US$27.9 millones. Aquí decimos que el año pasado exportamos US$27.7 millones en abonos y fertilizantes; los países que reportan al U.N. Comtrade dicen que ellos recibieron abonos y fertilizantes de República Dominicana por US$42.8 millones.

Nos parece que valdría la pena revisar esas diferencias para determinar qué podría estar explicándolas. Quizás las nuestras son las correctas, pero no se pierde mucho con una revisión para determinar si es un problema de clasificación o no. No se ve bien que mientras el mundo nos tenga como el octavo exportador mundial de cacao en grano, nosotros nos auto-coloquemos en la posición 12.

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