Cámaras ocultas sirven para resolver crímenes

El día que Juan Pablo Paniagua se amarró para fingir un robo a la compañía donde trabajaba, por su mente nunca pasó que una cámara lo grababa todo.

El día que Juan Pablo Paniagua se amarró para fingir un robo a la compañía donde trabajaba, por su mente nunca pasó que una cámara lo grababa todo.Paniagua era vigilante de la compañía de valores Caribe Express, en Bávaro, de donde el pasado año cargaron con 5 millones de pesos. Un video revisado por los investigadores muestra cómo Paniagua se ataba  él mismo y cómo minutos después dos hombres entraron a la empresa, metieron el dinero en una mochila y huyeron con el botín.

Se pudo ver también que los ladrones cargaron con la escopeta del vigilante que quiso engañar a sus propios jefes, ignorando que un artefacto escondido filmaba cada uno de sus malévolos movimientos. Este episodio se suma a un extenso listado de casos criminales y delictivos resueltos gracias a las cámaras de video situadas en lugares estratégicos.

Actualmente, los avances tecnológicos representan instrumentos por excelencia para resolver un caso de naturaleza criminal, muchas veces en tiempo récord.

Este mecanismo llega para reforzar los métodos convencionales utilizados por los investigadores policiales a fin de dar con los responsables de algún homicidio, asalto o robo a mano armada.

Y es que las cámaras instaladas en sitios no visibles para el público captan en tiempo real el momento en que los delincuentes cometen sus fechorías.

Las cámaras ocultas recogen imágenes que describen los daños físicos y materiales que los malhechores causan a las víctimas. También permiten identificar  su vestimenta, el tipo de vehículo en que se trasladan, hacia dónde huyen y hasta el calibre de las armas que usan en sus temibles andanzas.

Los organismos de seguridad ya han instalado 400 cámaras de seguridad  en puntos neurálgicos de la capital. Sin embargo, este formidable recurso para detectar la comisión de actos delictivos o criminales no se limita a las principales avenidas del Distrito Nacional y la provincia Santo Domingo.

Ejemplos

El caso más reciente en el que las cámaras de seguridad demostraron una vez más su importancia, fue el asalto y agresión contra la ingeniera Francina Hungría, de 28 años.

El apresamiento de sus agresores fue agilizado por un video en el que se puede apreciar claramente cuando dos hombres que huían tras perpetrar un asalto, la detuvieron y le dispararon para quitarle el vehículo en el ensanche Piantini.

En este mismo sector, el 22 de mayo del 2011, una cámara filmó el instante en que dos hombres y una mujer se robaban una yipeta marca Suzuki Vitara, por los predios de la avenida Roberto Pastoriza.

Otro caso fue la extraña muerte de la doctora Soanny Montero, encontrada muerta en el parqueo soterrado de la empresa de transporte Caribe Tours, en el Distrito Nacional. Esta mujer de 27 años fue declarada desaparecida el 15 de octubre pasado. Tras descubrirse su deceso, se tejieron una y mil versiones sobre las causas que lo produjeron.

Pero el mismo día de su hallazgo, el 21 del mismo mes, los que especulaban se trataba de un homicidio quedaron convencidos de que a la joven médico nadie la tocó ni con el pétalo de una rosa.

Una cámara de seguridad, colocada justo al frente del carro donde apareció el cadáver de Soanny, despejó dudas y ayudó a descartar la participación de manos criminales. El país entero pudo ver que la doctora llegó sola al parqueo y que nadie entró ni salió de su vehículo.

La instalación de cámaras no es exclusiva de los dispositivos de seguridad oficiales. Es igualmente aplicada en negocios y residenciales.

Para ilustrar esto último, cabe citar el día en que sicarios mataron a tiros al propietario de la panadería La Francesa, Rubén Soto Hayet, vinculado a la red de narcotraficantes que lideraba en el país José David Figueroa Agosto.

Para identificar a los responsables de acribillar a este hombre, los oficiales a cargo de investigar su muerte se auxiliaron de cámaras apostadas en residenciales privados, específicamente en los predios de la intersección de las calles Andrés Julio Aybar con Federico Gerardino, en el centro de la capital.

En agosto del 2010, la Policía logró dar con los asesinos del periodista José Silvestre, de La Romana, después de estudiar las imágenes de un video donde se veía claramente a los hombres que lo montaron a una yipeta, en una calle de esta ciudad de la región Este.

Precisamente por la efectividad de las cámaras, muchos centros de diversión, como bares, discotecas y los llamados colmadones han optado por instalar este dispositivo, muchas veces ocultos y otras de manera abierta y a la vista de quienes suelen visitar estos lugares.

En julio del año pasado, dos hombres murieron a tiros en el establecimiento Cool Bar, de la avenida  Venezuela, en el municipio Santo Domingo Este. En principio, se informó que estas muertes fue el desenlace fatal de un enfrentamiento a tiros. La Policía indagó y finalmente descubrió a través de un video que esta versión era completamente falsa.

Una cámara de seguridad grabó lo que realmente aconteció en este centro de diversión. Las imágenes mostraron a varios hombres disparando, pero no peleándose entre ellos, como se dijo.

Videos aficionados, otra herramienta

El uso de los teléfonos “inteligentes” ha sido también de gran ayuda para el esclarecimiento de algunos crímenes o delitos. Pues, son frecuentes las veces en que personas graban asaltos, robos, homicidios y linchamientos de vándalos y los suben a las redes sociales, como Facebook, Twitter y You tube. Por esta vía, cualquier cibernauta tiene la oportunidad de ver y compartir imágenes que antes estaban reservadas al uso discrecional de los organismos de seguridad del Estado. La Policía sabe de la valía de esta herramienta y saca el mayor provecho para avanzar procesos de investigación.

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