Después de la Segunda Guerra Mundial comienza todo un proceso que va a culminar con una línea fundamental y es que estamos en tiempo de cambio. Después que culminó ese proceso entonces se afirmó que estábamos en una época de cambios.
Sin embargo, en el 2007 se reunieron los obispos de América Latina, en la V Conferencia se hizo una análisis sobre América Latina y el Caribe para tratar sus retos y problemáticas, entonces caímos en la cuenta de que no estamos en un tiempo de cambio, sino lo contrario, estamos en un cambio, de época y ese mismo cambio de época constituyó un ciclo de la vida cristiana. El primer cambio de época fue en el Renacimiento en los siglos XV y XVI cuando se pasó de la etapa de cristiandad, que fue donde la iglesia tenía el monopolio de todo. Ahora estamos en un segundo cambio de época, que es la sociedad del conocimiento y de la información, y en este cambio de época el primer impacto es en la cultura de nuestros pueblos. Cuando la cultura es impactada es muy poca cosa la que se puede hacer, porque la cultura es la que genera los valores y los principios y en consecuencia, el mayor impacto quien lo recibe es la familia y por eso la problemática que hoy tenemos en América Latina y el mundo entero. Eso que llamamos el cambio de época se caracteriza específicamente por la globalización de la economía.
Nunca como hoy el mundo había estado tan interconectado y un amplio proceso de emigración y movilidad humana, es decir, estamos en un mundo cambiante y eso genera crisis. Para poder avanzar ese proceso se tomará su tiempo y los hombres y mujeres irán cambiando e irán adaptándose. Es lo que planteó Mahatma Gandhi sobre los pecados de la sociedad moderna: la sociedad sin principios, religión sin sacrificios y la educación sin humanidad. Sobre todo eso debemos reflexionar como dominicanos para que nuestra sociedad sea lo que tiene que ser y lo que nosotros queremos que sea.