Yo sí caminaré por la familia

Por cuarto año seguido, nuevamente la Iglesia católica nos invita a caminar para proclamar la importancia de la familia en nuestras vidas, en la caminata “Un paso por mi familia”.

Por cuarto año seguido, nuevamente la Iglesia católica nos invita a caminar para proclamar la importancia de la familia en nuestras vidas, en la caminata “Un paso por mi familia”.La cita es el próximo domingo, 15 de noviembre, a las 9:00 de la mañana. El punto de partida, según lo establecido por la Arquidiócesis de Santo Domingo, es la explanada frontal del edificio de la Suprema Corte de Justicia, en la capital, hasta llegar a la Plazoleta del Parque Mirador Sur.

Allí será celebrada una eucaristía y habrá presentaciones artísticas y recreativas. Este año, “Un paso por mi familia” se desarrollará bajo el lema “Respetando la vida”, que alude un tema íntimamente vinculado al objetivo fundamental de esta marcha.

Mi interés en divulgar detalles de esta actividad se adhiere a mi supremo interés de respaldar cada acción vinculada a la familia. Pero también porque pienso que es un momento especial para expresar nuestra firme voluntad de fortalecer la estructura familiar, y dar un paso hacia adelante en nuestro propósito de contribuir con la erradicación de los principales males que nos afectan como nación.

Estoy segura de que, como en otros años, será un gran día para los que decidan participar en un evento que no simplemente reunirá a miles de personas, sino a corazones bondadosos de seres humanos abanderados de la paz y el desarrollo integral del pueblo dominicano.

Será una fiesta de la familia dominicana, en la que todos deberíamos participar. Una jornada que ha de movernos a la reflexión por los valores, la dignidad, el respeto por la vida, el amor y todas las virtudes que se desprenden de estos conceptos, tan básicos para la supervivencia misma de la humanidad.

Vale la pena dar un paso por la vida y muchos pasos más por la felicidad de nuestras familias. Me sumo de forma consciente a esta y otras iniciativas que propendan a vigorizar la institución familiar, porque estoy convencida y mantengo firme la esperanza, de que seremos capaces de rebasar los males que en diversos ámbitos nos atañen como Estado, como pueblo.

Creo que la motivación de esta caminata se reflejará en el comportamiento de nuestra sociedad. No en vano se dice que cuando la familia va mal, del mismo modo la sociedad. Y es lo que precisamente busca la Iglesia católica, enderezar el sendero que ha de conducirnos hacia una meta que nos mantenga unidos, como una gran familia.

Estoy segura de que es el deseo de las grandes mayorías, que la gran familia dominicana se una por siempre en un abrazo de esperanza.

Apostemos a la creación y conservación de familias felices, alegres, sanas, fuertes para formar a nuestros hijos, y para mantenernos fusionados ante los retos que afronten la unidad familiar y todo el conjunto de la población dominicana.

De eso se trata, pues, promover con cada paso que demos el diálogo constructivo y poner a Dios como el centro de nuestros hogares y punto de partida necesario para educar a nuestros hijos en valores éticos y morales.

Nuestro desafío es luchar porque nuestras familias puedan enfrentar, con la Gracia de Dios, las vicisitudes y obstáculos que nos depare la vida. Solo así logramos que nuestros hogares sean lugar de paz, de amor y fe inquebrantable.
Yo caminaré este domingo por la familia. ¿Y tú?

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