Campaña y gobierno

Unifec, la organización de las Naciones Unidas para la Infancia trabaja en República Dominicana, como en la mayoría de los países más vulnerables, para contribuir a identificar y buscar soluciones a los graves problemas que afectan a los niños&#8230

Unifec, la organización de las Naciones Unidas para la Infancia trabaja en República Dominicana, como en la mayoría de los países más vulnerables, para contribuir a identificar y buscar soluciones a los graves problemas que afectan a los niños y niñas. Lanzó una campaña contra el abuso infantil, la explotación sexual a que son sometidos los menores, para dar impulso a una cultura de no tolerancia a esos abusos.

La campaña “No hay excusas” es buena idea, pero hay que entender que apenas se aproxima a un alerta acerca de la grave situación que afecta a los niños en condiciones de vulnerabilidad, en una sociedad que no termina de descubrir el estado de injusticia en que vive, que condena a una amplia franja a las peores formas de vida. Y más aún, que no se da cuenta cómo condena a los niños de hoy a ser reproductores de inconductas que incluso practican sus padres.

Las débiles políticas públicas y la falta de voluntad propician ese estado de cosas, pero no vamos bien si no consideramos las desigualdades que sufren nuestros niños y que usualmente nos negamos a reconocer.
Veamos, según fuentes de Unicef:

  • Un 8.3% de niños y niñas del quintil más pobre están fuera de la escuela primaria y sólo un 69.7% de los pobres llegan a octavo curso;
  • En República Dominicana 6 de cada 10 niños y niñas (más de 721,000) de 1 a 14 años sufren agresiones sicológicas o castigos físicos en sus hogares;
  • Casi el 60% de las niñas dominicanas más pobres se casan o se unen antes de los 18 años. Casi siempre, esas uniones tronchan sus vidas;
  • 323,000 niños y niñas son víctimas de trabajo infantil;
  • 13 bebés mueren cada día, 80% por causas evitables.

Sólo para enumerar algunos aspectos que padece un alto porcentaje de nuestros menores que llegan a la vejez traumatizados.

¿Cómo evitar que esos muchachos sean víctimas de abusos si han crecido precariamente, en un entorno hostil?

El Estado tiene una grave responsabilidad para hacer que este cuadro no continúe multiplicándose. Deben atacar las causas que lo generan.

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