La captura del CO2 en plantas de carbón

La quema de combustibles fósiles, como petróleo, carbón o gas natural, para producir energía eléctrica, para accionar industrias o para mover medios de transporte, y la quema de piedra caliza (CaCO3) para producir cemento y cal, genera inevitablement

La quema de combustibles fósiles, como petróleo, carbón o gas natural, para producir energía eléctrica, para accionar industrias o para mover medios de transporte, y la quema de piedra caliza (CaCO3) para producir cemento y cal, genera inevitablemente emisión de dióxido de carbono (CO2) que se acumula en la atmósfera y contribuyen al lento calentamiento del planeta tierra en un efecto de invernadero.

El protocolo de Kyoto, las nuevas normas de la Unión Europea y las nuevas regulaciones federales de Estados Unidos, se orientan hacia la reducción del dióxido de carbono, pues la meta es que para el año 2050 las emisiones globales de CO2 sean un 50% del valor medido en 1990.

Algunos piensan, de forma errónea, que esas regulaciones han de obligar a sacar de operación todas las plantas eléctricas e industriales que emiten CO2, todos los vehículos que utilizan combustibles fósiles, y todas las plantas de cemento; y que han de impedir la instalación de nuevas plantas que utilicen combustibles fósiles, principalmente carbón mineral, lo cual es un absurdo tecnológico.

Nuestras recientes reuniones en Bruselas, incluyendo en el Parlamento Europeo, se enfocaron en la producción de energía eléctrica con menos emisiones de CO2, pero no mediante el cierre de plantas eléctricas e industriales, sino mediante la captura del carbono antes de salir de las chimeneas, para lo cual la Unión Europea ha financiado una planta piloto, pionera en su género, situada en Dinamarca, donde se ha demostrado que es posible capturar el 90% de las emisiones de CO2 que salen a la atmósfera desde una central eléctrica que opere con carbón mineral, o las emisiones que salen desde una planta de cemento donde se quema piedra caliza (CaCO3) para extraer el óxido cálcico (CaO) para producir el clínker.

Por regulaciones ambientales, los autos que circulan en California deben estar provistos de un catalizador electrolítico que comprime los gases de combustión (CO, CO2, SO2 y NOx) y los convierte en líquidos, pero en las grandes industrias el proceso es un poco más complejo porque no es posible comprimir homogéneamente todos los gases debido a la presencia de oxígeno, vapor de agua y nitrógeno, lo que obliga a una separación previa que, para cada caso, requiere una tecnología particular que toma en cuenta la temperatura y la presión.

La planta piloto de Dinamarca utiliza un proceso de lavado de gases con aminas, disolviendo los gases de combustión en un solvente líquido, desde donde el CO2 se extrae posteriormente mediante calentamiento, para luego ser almacenado, de forma ambientalmente segura, en un subsuelo cuyos estudios geológicos, geofísicos e hidrogeológicos demuestren que el CO2 no se ha de escapar mediante poros efectivos en las rocas y suelos, mediante grietas de tensión, mediante fallas geológicas, ni mediante pozos para agua.

Las empresas productoras de petróleo, gas y carbón, las grandes compañías productoras de electricidad, los fabricantes de maquinarias y equipos para energía eléctrica y cemento, los centros de investigación científica y las universidades de la Unión Europea, han sumado esfuerzos y grandes volúmenes de recursos económicos para reducir las emisiones de CO2, pero no mediante el cierre de las plantas, ni mediante la oposición a la instalación de nuevas plantas que operen con carbón, sino mediante la captura de los gases para que en lo adelante podamos hablar del uso de combustibles fósiles de emisiones ambientalmente limpias.

Posted in Sin categoría

Más de

Más leídas de

Las Más leídas