El caso de regidoras de Santiago sugiere seria reflexión

La Secretaría de Estado de la Mujer, en la actualidad con rango de ministerio, publicó en el año 2009 la obra “Mujer y Política en la República Dominicana: Consensos y Disensos entre las Líderes y la Ciudadanía”, la cual contiene los resultados

La Secretaría de Estado de la Mujer, en la actualidad con rango de ministerio, publicó en el año 2009 la obra “Mujer y Política en la República Dominicana: Consensos y Disensos entre las Líderes y la Ciudadanía”, la cual contiene los resultados de la investigación realizada por Isis Duarte y Julia Hasbún.

En la referida investigación se abordan diferentes temas sobre la actividad política en el país, entre ellos las diferencias de hacer política entre hombres y mujeres. Se plantea que entre las diferencias fundamentales, en la práctica política entre hombres y mujeres, se destacan las de orden ético y moral, atribuyendo a las mujeres mejor calidad en el desempeño y prácticas más honestas que los hombres. Se afirma que las mujeres se manejan con menos malicia, menos artimañas políticas y, sobre todo, con mucha honestidad.
Se afirma, además, que el tipo de activismo político de las mujeres es muy diferente al de los hombres; que estas son menos arriesgadas al momento de tomar decisiones; sin embargo, según los resultados de la investigación, las mujeres políticas son más firmes al momento de defender sus propuestas y sus planteamientos.

De acuerdo con el referido estudio, las dominicanas entienden que para una mujer desarrollarse como líder política debe reunir diversas cualidades, entre ellas: la honestidad, tener metas claras, la responsabilidad, la vocación de servicio, la autoconfianza y la fidelidad, entre otras. Por otra parte, consideran que la población dominicana no exige las mismas cualidades a los hombres. Precisa que la principal característica que debe poseer una mujer que pretenda desarrollarse como líder política es la autoconfianza, el poder mostrar una imagen de que se le puede seguir. La autoconfianza debe estar basada en principios y valores; mostrando, sobre todo, lealtad a los principios y a los valores, no a las personas. Otro aspecto importante recogido en el estudio es que la sociedad dominicana en su conjunto expresa una alta valoración por la participación política de la mujer, pero también mayores niveles de exigencias, sobre todo en lo relativo a los principios, valores y fidelidad, para poder desarrollar liderazgos fuertes y duraderos.

Entre los factores que dificultan la participación activa de las mujeres en la política se señalan las barreras socioculturales, tales como el machismo, la discriminación, el trabajo doméstico, etc.; también la falta de liderazgo y autoridad y las dificultades para acceder a recursos financieros en los procesos electorales.

Resulta importante destacar que la mayoría de los estudios realizados sobre la participación política de la mujer en Latinoamérica, el Caribe, y en muchos países del mundo, muestran una alta valoración de la ciudadanía sobre el trabajo de las mujeres en este ámbito, las diversas cualidades positivas que las caracterizan y que garantizan eficiencia en su trabajo. Sin embargo, estas apreciaciones no se traducen en los porcentajes de participación de las mujeres en los cargos directivos del Estado, el sector privado y los partidos y agrupaciones políticas.

Compartimos estos planteamientos con el propósito de motivar a las mujeres políticas a que reflexionemos sobre las causas que pudieron haber provocado que dos regidoras de Santiago aceptaran las candidaturas, para cumplir con la Ley de Cuota vigente en el país, y luego de ser elegidas declinar sus posiciones a dos hombres que fueron incluidos como suplentes.

Situaciones como esta deberían ser objeto de un análisis riguroso por parte de las mujeres, si realmente pretendemos avanzar hacia una verdadera igualdad de género en la política dominicana.

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