En el pasado cercano algunos litorales del pensamiento político pretendían persuadir a las clases más pudientes, o más propiamente, a las generadoras de altas riquezas acerca de la necesidad de costear la democracia con crecimiento y redistribución sobre la base de “hacer sacrificios”. Hacer sacrificios era pagar los impuestos, pese a que los mismos están determinados por la ley y los buenos usos.
Es decir, la paz social se percibía condicionada a que los ciudadanos de más altos ingresos cumplieran sus obligaciones fiscales. El énfasis estaba enfocado en las ganancias individuales y empresariales. Pero muy pronto el Estado moderno se dio cuenta de que había que ampliar las bases para cubrir las crecientes necesidades de la población. Y surgieron los impuestos que impactan a toda clase de consumidores. Se amplió la base impositiva.
Se asumía que con impuestos como el ITBIS y los selectivos al consumo las tendencias a la evasión tendrían que disminuir, pero no resultó así, y todavía se habla de niveles de evasión por encima del 40% solamente en el ITBIS.
Quedarse con un impuesto que paga un consumidor es un doble crimen. No sólo se distrae al fisco sus medios de financiamiento, y con ello su capacidad de prestación de servicios y asistencia social, sino que se distrae la contribución de la ciudadanía.
En este momento los administradores de la cosa pública parecen persuadidos de que la población siente que tiene un alto peso tributario y no es atendida satisfactoriamente. Por eso evitan crear nuevas figuras impositivas. Entonces tendrían que mejorar los instrumentos para aumentar las recaudaciones mediante el cumplimiento de las normas.
En ese contexto, surgen ideas como eliminar todas las exenciones al ITBIS para evitar el alto nivel de evasión, pero eso afectaría la capacidad de consumo de productos básicos alimenticios y servicios esenciales para las capas de bajos ingresos.
Desde cualquier punto de vista queda claro que el Estado tiene que mejorar sus instrumentos de control. Asimismo, no deben quedar dudas de que debe cerrar brechas, las cuales suelen estar muy expandidas precisamente entre quienes manejan y tienen capacidad para generar riquezas.
