La ciudadanía comienza con el respeto a la diferencia y en reconocer al ser humano como sujeto de derechos. Un reconocimiento que es dado por ser parte de un colectivo social, de un Estado que debe garantizar igualdad para todos sin importar el color de la piel, el sexo, el género y el credo.
Por lo tanto, una sociedad no puede estar pactada por marcar las diferencias entre pobres y ricos, ni de despojar aquellos de sus derechos de ser ciudadanos y confinarlos a ser seres humanos sin un espacio que les acoja como personas y relegarlos a pasar de ser ciudadanos con derechos y deberes a ser simplemente individuos invisibilizados, negándoles la posibilidad de tener una nacionalidad que por ley y por derecho les pertenece por ser hijos de padres y madres dominicanos y de esta tierra que les vio nacer.
El reconocimiento del otro comienza por respetar la diferencia. Según Benito Juárez: “El respeto al derecho ajeno es la paz”, y ver al otro como igual, sin importar que sea pobre, rico, hombre, mujer, blanco o negro; para llegar a esto, el Estado debe garantizar los medios necesarios y crear políticas públicas que no estén pactados con el poder para que se haga práctica de la defensa de la justicia.
“Negarle la posibilidad a una persona, la práctica de su ciudadanía, es sepultarlo de por vida”. “No hay ciudadano ilegal”. “no importa de donde vengo, soy una persona”. l
