Comandante Montané: luchador social excepcional

La solidez de la Revolución Cubana reside en el pueblo y en la confianza que generan sus dirigentes más calificados.

La solidez de la Revolución Cubana reside en el pueblo y en la confianza que generan sus dirigentes más calificados. El movimiento revolucionario en Cuba ha estado integrado por hombres y mujeres que han sabido interpretar, en cada coyuntura histórica, el sentir de las masas populares y han aplicado, en el momento dado, el método de lucha, pacífico o violento, que demanden las circunstancias y condiciones económicas, políticas y sociales.

 Por su comportamiento, abnegación y sensibilidad, los líderes de la Revolución Cubana viven en el corazón de los que en Cuba son los más, los trabajadores, los campesinos y demás sectores y capas sociales que son, en esencia, la base sobre la cual descansa la revolución.

El día viernes 7 de mayo en curso, asistimos, en La Habana, al velorio del Comandante Jesús Montané. Mientras compartimos con la licenciada Juana Silvera Núñez, hoy viuda Montané, le hicimos la observación de que por la gran cantidad de personas presentes en la funeraria, y las que seguían llegando, se comprueba que el pueblo cubano sabía que el Comandante Montané había sido un revolucionario, un luchador firme por los mejores intereses del pueblo.
Pocos días antes de su muerte, el finado Comandante Jesús Montané publicó, en la revista “Bohemia”, un artículo en el que hace una reseña de la lucha política contra Fulgencio Batista, y el papel desempeñado por la prensa clandestina luego del golpe de Estado en marzo de 1952.

Fidel, Abel y Haydée Santamarina, Melba Hernández y Montané, por medio de los periódicos “Alma Mater”, “Son Los Mismos”, “El Acusador” y “Alerta”, supieron orientar al pueblo cubano, contra los gobiernos de Prío Socarrás y Fulgencio Batista.

Abordando el tema de la prensa clandestina, el Comandante Montané dice en su escrito: “ En nuestro criterio, la significación de aquellos pasos iniciales emprendidos en torno a la prensa clandestina, en los meses siguientes al 10 de marzo, consiste en que contribuyó a forjar el núcleo de dirección de lo que sería más tarde nuestro movimiento revolucionario, mantuvo encendida la llama de la denuncia a la tiranía en momentos muy difíciles de abatimiento y confusión, atrajo a nuestro lado a un importante grupo de jóvenes valerosos y combativos, y abrió el cauce a través del cual Fidel pudo emprender esa gigantesca tarea, que tanto nos recuerda a la realizada por Martí en el siglo pasado, de convencer sobre la necesidad de la lucha a un grupo decidido de revolucionarios, organizar un movimiento político insurreccional a partir prácticamente de cero, y encabezar la lucha revolucionaria con la seguridad inconmovible de que el pueblo la comprendería y la apoyaría sin reservas”.

Jesús Montané Oropesa, vivirá para siempre en el corazón de lo mejor del pueblo cubano.  Fue un combatiente a tiempo completo; hizo de la lucha política y social el objetivo de su vida; servirá de ejemplo a todos los hombres y mujeres que se identifiquen con las causas justas y que tengan por finalidad liberar a la humanidad de toda clase de opresión. Fue un luchador social excepcional.  (9)

El Comandante Montané: entregado a la lucha

Muchas veces tenemos la dicha de conocer personas que una vez las tratamos nos damos cuenta de que estamos en presencia de un ser humano confiable, sincero y sensible.

En el mundo de hoy, en el cual hay hombres y mujeres que no merecen formar parte de los que están vivos, resulta de gran satisfacción tener el privilegio de establecer relaciones francas, abiertas, leales, puras y espontáneas con los que saben valorar lo que significa la amistad resultante de la identificación ideológica y el sentido internacionalista de la lucha política y social.

Hemos dicho todo lo anterior porque desde el primer momento que conocimos al Comandante Jesús Montané Oropeza, nos dimos cuenta de que habíamos entrado en comunicación con un hombre sumamente humano, bueno, humilde y con un gran sentido de la lucha política honrada.

 Con motivo de su muerte, el 7 de mayo 1999, en las palabras de despedida, Armando Hart se refirió a la lucha de Montané, desde el golpe de Estado del 10 de marzo de 1952, y precisó:

“En los primeros meses, ulteriores al golpe de Estado, Abel (Santamaría) y Montané conocen a Fidel Castro y desarrollan una relación personal de cariño y respeto recíprocos que se mantuvo durante toda su vida.  Formó parte del Grupo de Dirección que preparó el asalto al cuartel Moncada el 26 de julio de 1953, e integró el pelotón que atacó la posta tres.  Fue sancionado a diez años de cárcel en el Presidio Modelo de su Isla de Pinos natal, y excarcelado con el resto de los “moncadistas”, en mayo de 1955” .

“Exiliado en México, fue otro de los 81 expedicionarios del Granma que desembarcaron en diciembre de 1956. Participó en el primer combate en Alegría de Pío, donde resultó capturado y después juzgado junto a Frank País y otros combatientes del levantamiento del 30 de noviembre en Santiago de Cuba.
Condenado, sufrió nuevamente prisión en la Isla de Pinos hasta el primero de enero de 1959”.

 “Muchas y variadas fueron las responsabilidades que desempeñó  Montané en estos 40 años, en las Fuerzas Armadas, el Partido y el Gobierno. Miembro del Comité Central del Partido desde su fundación en 1965, diputado desde la primera legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular en 1976. Desde 1959 se le concedió el grado de Comandante del Ejército Rebelde; en 1962, subjefe del Estado Mayor hasta que en 1963 es nombrado Ministro de Comunicaciones. Posteriormente fue Secretario de Organización del Comité  Central, desde 1970 hasta 1973, Jefe del Departamento de Organizaciones de Masas del CC y Jefe del Departamento de Relaciones Internacionales del Partido. Desde 1973 hasta su fallecimiento, ayudante del Primer Secretario del Comité Central del Partido. En la última década y desde su fundación, fue Coordinador del Grupo Nacional de Aguas Minerales y Termalismo. La vida del compañero Montané -afirmó Hart- constituye un ejemplo de patriota y revolucionario, devoto y martiano y hombre entero que hizo de la independencia y la transformación del país la aspiración máxima”. Siempre recordaremos al Comandante Montané, como lo que fue: un hombre ejemplar, entregado por entero a la lucha política y social, en todos los frentes. (10).

Continuará la semana próxima

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