Comedimiento

A partir de hoy comienza la celebración de la Semana Santa, época que también se le conoce como la Semana Mayor.

A partir de hoy comienza la celebración de la Semana Santa, época que también se le conoce como la Semana Mayor.Es, o al menos debería ser, un período de recogimiento, de meditación. Tiempo para el alma. Los cristianos conmemoran la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús.

Con el paso del tiempo, en el caso dominicano el elemento reflexivo y sosegado ha cedido componente de tranquilidad y el período se ha ido convirtiendo en una época de celebraciones, de fiestas, de excursiones para playas, campos y montañas.

El escape, el éxodo masivo inicia desde el miércoles y jueves próximos. No son peregrinaciones. Son, en algunos casos, viajes de aventura, donde la prudencia no siempre está presente.

Y lo más lamentable de esas actitudes imprudentes, desenfrenadas, es que han convertido a la Semana Santa en un período de alta siniestralidad, proclive a la ocurrencia de trágicos accidentes de tránsito, y de otra naturaleza, como intoxicación alcohólica, ahogamientos además de las consabidas riñas y peleas que se incuban en las multitudes.

Cada año el Gobierno, a través del Centro de Operaciones de Emergencias, destina cuantiosos recursos humanos y económicos para formar una plataforma preventiva que incluye hasta trastornos de actividades económicas como prohibiciones a la circulación de vehículos pesados. Se prohíben numerosos balnearios y se apuestan decenas de socorristas en las principales carreteras para recomendar a los conductores viajar sin exceder la velocidad.

Sin embargo, la tradición es que al final todo ese esfuerzo concluye en un conteo de cifras de accidentes y víctimas que en las situaciones menos desfavorables termina en una comparación referida a un aumento o disminución porcentual de muertos y lesionados. Y queda latente la pregunta: ¿Valió la pena tanto esfuerzo?
Ojalá que en esta ocasión prime la sensatez, la prudencia y el comedimiento para que el próximo domingo el boletín del COE no sea un recuento trágico. 

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