Comunicar en la gestión pública

Eventos, diplomados, grados y postgrados sobre las campañas electorales se suceden en un amplio abanico de ofertas alrededor del mundo: muchos se sienten atraídos por conocer de cerca el engranaje interno de cómo se gerencia una campaña y se logra&#82

Eventos, diplomados, grados y postgrados sobre las campañas electorales se suceden en un amplio abanico de ofertas alrededor del mundo: muchos se sienten atraídos por conocer de cerca el engranaje interno de cómo se gerencia una campaña y se logra la victoria que llevará a su candidato al puesto de elección popular. No pasa igual con la comunicación en la gestión pública; la formación comunicacional de nuevos funcionarios que administrarán el Estado tiene un enorme espacio de crecimiento.

El candidato que supo “bailar” en campaña, una vez que ganó, se topa con que tiene dos pies izquierdos: pasa de “saberlo todo”, a tener que enfrentar el cómo y cuándo comunicar en su gestión, un desafío que se vuelve difuso, toda vez que el lenguaje, la frecuencia y el mensaje central, deben moldearse.
Dicho de otra manera, hay tres claves -con toda probabilidad hay muchas
otras- que todo político debiera aplicar en mayor o menor medida, una vez que asuma el puesto. Ya sea en el Congreso o en el gobierno central, el escrutinio público es latente y por ello saber comunicar se torna crítico.

No hay que opinar de todo

Al político le gusta estar en todas y saber de todo. La nueva generación de políticos quizás pueda aprender de los errores del pasado. El meollo del asunto es saber elegir las batallas de una guerra que dura por lo menos cuatro años. Si en la agenda pública hay 10 temas recurrentes, es preciso examinar en qué temas se es más diestro, en torno a qué problemáticas girará la agenda legislativa o ejecutiva, y sobre todo, cuál será el o los temas que como diputado, senador, ministro o director ejecutivo estará trabajando con mayor énfasis. Pregúntese a usted mismo: ¿Cuáles son los dos o tres tópicos que deseo trabajar en mi gestión de gobierno?

Menos es más

Hay que saber cuándo y cómo comunicar, pero también cuánto. Es el símil de la etiqueta y protocolo de un evento público: nadie quiere sentarse a escuchar un discurso de dos o tres horas. Por lo mismo, un mensaje breve, claro y contundente será doblemente eficaz a la hora de impulsar un proyecto de ley, una iniciativa gubernamental o el diálogo con partidos opositores, gremios o sociedad civil. En lugar de intentar decir algo extenso y enredarse en el camino, agárrese del inmortal eslogan: “Keep it simple”.

Bájese de la nube

Atrás quedaron los tiempos de los caudillos y políticos endiosados que rozaban con la punta de su dedo el cielo mismo. Ante la crisis de credibilidad y eficacia de los partidos políticos y sus representantes, el nuevo político debe comunicar dejando en claro que está en pleno conocimiento de los problemas cotidianos y que sufre en carne propia las grandes preocupaciones de la población que lo eligió. Sería un bochorno trabajar temas de agricultura y comercio y no tener la más mínima idea de cuánto cuesta la libra de arroz o la libra de plátanos. Estar informados en lo macro pierde peso si dejamos de lado lo micro.

Seguramente habrá detalles y problemas en los cuales ningún manual de comunicación podrá ayudarlos, pero tener ciertas claves presentes y apoyarse en un equipo de profesionales eficientes, le dará al político y sus decisiones, el tipo de impacto que puede beneficiar a todo un país.

En definitiva, le dará valor agregado a su gestión hablar directo, limpio y sin tanto decoro. Y por último, salir del aire acondicionado y quitarse la corbata no ha matado a nadie. Déjese ver en forma y fondo, como un ciudadano que fue a servir y no a servirse. Como dijo el experto en comunicación política Mario Riorda: “A la comunicación gubernamental le sobra publicidad y tecnología y le falta gente y legitimidad”.

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