Con lo que contamos

En el proceso de formación de nuestros hijos debemos inculcar la importancia de los valores patrios, y crearles un compromiso con la nación. El 27 de este mes celebramos el día de nuestra Independencia, la cual costó grandes sacrificios de vidas a hombres y mujeres que lo dieron todo para que hoy seamos una nación libre y con soberanía propia. Este legado debemos cuidarlo, y la mejor forma es protegiendo en el día a día la relación entre nosotros mismos. Un genuino valor patrio es, desde donde estés, dar lo mejor de ti asumiendo un compromiso y sentido de responsabilidad con la tarea asignada, no importando que si te toca limpiar, como si eres la máxima autoridad, lo hagas a la excelencia. Ser un buen dominicano consiste en respetar a los demás, respetar nuestras autoridades (que como dice La Biblia, son impuestas por Dios), nuestras leyes. El respeto implica entender el derecho que le asiste a aquel que está simplemente en una fila primero que tú, cruzando una calle , ceder un parqueo, evitando con ello situaciones de conflicto. Y, más que todo, para ser un buen ciudadano, debemos buscar fomentar en nuestro interior, algo que ya hablé la semana pasada, el amor de los unos por los otros, ya que este es el que permite que todo lo anterior no sea una carga, sino más bien una respuesta espontánea para que esto se ejecute. Como nación, República Dominicana es la única en el mundo que tiene en el centro de su escudo una Biblia abierta con la cita: “Y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres”, y en la parte superior, tres palabras tremendas: “Dios, Patria, Libertad”. En otro orden, la propia naturaleza nos ha dado montañas, valles, mares, una tierra donde se produce todo, con un clima tropical, en donde también encuentras áreas de clima frío. Estas características nos han convertido en el atractivo del mundo, el cual es sueño de muchas parejas como regalo de bodas, vislumbrada también como un lugar de retiro para aquellos que durante toda su vida han trabajado en otras naciones. Sin importar edad, clase o religión, en vez de sólo buscar críticas, hagámonos copartícipes de preservar y velar cada día por NUESTRO PAÍS.